No recuerdo el año, pero como este juego se lanzó en el año 2002,unos meses antes del estreno de la segunda película de la famosa trilogía en que se basaba, estimo que fue el mismo en que lo recibí como regalo junto a la Playstation 2.
Pese a que mis padres lo hubieran adquirido por separado, habían acertado de pleno con la combinación de la nueva consola y la adaptación a videojuego de las películas de moda en aquel entonces. Como la mayoría de los amantes del cine de aventuras, imagino, La Comunidad Del Anillo me había impresionado con su ambientación y el buen gusto por la acción, y mis expectativas ante las nuevas entregas estaban muy altas. Lo que no podía esperar, a pesar de mi ilusión de estrenar nueva consola, era que un juego lanzado aprovechando el éxito de la franquicia pudiera resultar tan bueno.
Aprovechando toda la capacidad y potencia en calidad de vídeo y sonido del DVD en que venía, la Playstation 2 me envolvió en el mundo de las batallas del Señor De Los Anillos de mano de un sistema tan trillado pero efectivo como es el del típico juego de hostias: avanzar apaleando a la peña (o beat’em up).
Integrando de una manera bastante sutil para la época el paso de secuencias sacadas de las películas hacia los gráficos, enseguida proponía que usara el mando para manejar a Isildur en su furiosa lucha a los pies del Monte del Destino, durante la secuencia extraida del prólogo de la primera entrega. En medio de un angustioso coro de criaturas de Mordor, un rápido y efectivo tutorial enseñaba qué botones usar para pelear y defenderse con efectividad, para después dejarme libertad absoluta para descargar la rabia necesaria para sobrevivir en la multitudinaria pelea. Ha pasado mucho tiempo desde que jugara repetidamente al juego, pero estoy seguro de que la sensación de agobio de aquellos combates aún sigue superando a los de las películas:
Está de más mencionar el efecto que producía descubrir que uno iba a batallar durante todo el juego acompañado de la inspiradora música de Howard Shore y de voces en perfecto castellano, interpretadas por los mismos actores de doblaje de las pelis y por otros de la misma calidad.
Utilizando una línea narrativa que combina escenas de las dos primeras películas y saltos en el tiempo al estilo de flashbacks, la historia hace retrospectiva desde los momentos previos a la famosa batalla del Abismo de Helm para contarnos cómo Aragorn acompañó a los hobbits en su largo viaje por la Tierra Media. Por supuesto, las escenas se limitan a todas aquellas en las que hubo peleas memorables, ofreciéndonos la oportunidad a nosotros mismos de hostiar a todas las oscuras criaturas del Señor Oscuro.
Desde el enfrentamiento en la Cima de los Vientos contra los Nazgul, hasta una serie de batallas episódicas e interminables en el Abismo de Helm, pasando por varias fases para las minas de Moria, la persecución en el bosque por parte de los Uruk-Hai y un vertiginoso paseo de limpieza por los pueblos de las tierras de Rohan; pese a su naturaleza arcade y de jugabilidad sencilla, inmediata, el juego se prolonga lo suficiente con una refinada curva de creciente intensidad, logrando ponernos en medio de tal cantidad de combatientes que será difícil discernir si de veras estamos matando a alguien o solo nos debatimos por no morir. El prodigio técnico de mover tantos enemigos y personajes a la vez en pantalla favorece la sensación de epicidad y angustia que las películas logran, llegando incluso a superarlas, en mi opinión.
El sistema de combate recompensaba la habilidad para encadenar los combos que podíamos ir desbloqueando con los crecientes puntos de experiencia, adquiridos por matar el mayor número de enemigos con el mejor estilo. Además de matar a golpe de hacha, espada o dagas a los enemigos (según jugáramos con Gimli, Aragorn o Legolas), podíamos utilizar armas arrojadizas propias de cada personaje para el ataque a distancia. De este modo se combinaban de muy cómoda manera las dinámicas de correr y golpear a los enemigos con la de ametrallarlos desde la distancia gracias a un cómodo sistema de apuntado automático.
Los niveles incorporaban distintas mecánicas que mantenían el interés: avanzar hasta cierto punto, aguantar en una posición protegiendo un lugar o a otros personajes, evitar el acceso de los enemigos a puertas o murallas… y por supuesto existían algunos jefes finales desperdigados por el juego, como el jefe de los Uruk-Hai, el monstruo tentacular del lago de Moria, o el Trol de las Cavernas.
Además de la rejugabilidad que suponía volver a pasar cada fase con otro de los personajes, e ir obteniendo todas sus habilidades al máximo, existían unas fases especiales consistentes en subir pisos de la torre de Saruman (todo ello en el marco de un Limbo argumental nada detallado). En cada piso se plantean desafíos de distinta naturaleza: contra arqueros, contra enemigos blindados, contra criaturas enormes como los trols… y todo ello con la recompensa de saberte un maestro con el mando, lo cual es lo máximo a lo que puede aspirar un videojuego cuando se trata de hacer que un jugador se enamore de él.
Es poco todo lo que pueda decir sobre la experiencia de recorrer el detallado mundo de El Señor De Los Anillos, retratado con maestría en las pelis y trasladado tal cual al juego por los genios de Stormfront Studios, auspiciados por los propietarios de la licencia entonces: Electronic Arts (cómo no). Las Dos Torres es para mí uno de los mejores videojuegos de peleas que existen, es sin duda uno de los mejores basados en películas, y desde luego de los mejores que he tenido el placer de jugar y rejugar.
A pesar de lo que se dijo en su momento, la calidad y acierto de este juego supera incluso a la de su secuela, El Retorno Del Rey, diseñado por la división de EA Redwood Shore (predecesores de la maltratada y ya desaparecida Visceral Games, creadores de Dead Space), que puede que superara a la primera en duración, variedad de niveles y en la posibilidad de jugar a dobles; pero que perdía mucha espectacularidad por la mayor distancia de la cámara respecto a la acción, se hacía algo más pesada de jugar por la diversificación de los niveles en clases, según se jugara con hobbits, los guerreros o el mago, y que además contaba con un apartado gráfico de gran nivel, pero, de algún modo (difícil de concretar), menos consistente que en la primera entrega. Pero los detalles sobre El Retorno Del Rey son material para cualquier otra ocasión…
Por desgracia, este juego pertenece a una generación más complicada de emular, y mis conocimientos no pasan de cierto punto en este aspecto. Lo único que puedo hacer en esta ocasión es recomendaros que desempolvéis vuestra antigua Playstation 2, Gamecube o Xbox, o que lo busquéis para jugarlo en vuestro ordenador por vuestros propios medios.
Si os gustan mucho los juegos de acción, y os encanta el mundo de las pelis de El Señor De Los Anillos, lo pasaréis como unos enanos.