Sí, hoy en día leer cómics es muy guay. Y haber leído aquellos que están considerados una obra maestra es una obligación si te consideras alguien inteligente, y reconocer su maestría es lo lógico, a no ser que carezcas de criterio. Tú no pienses, di que es bueno, como todos, y ya está.
Hace no tanto tiempo, leer cómics, igual que jugar a videojuegos, era algo que solo hacía gente rarita, y a nadie le importaba que hubiera o no obras de calidad en ninguno de esos ámbitos. Lo que importaba era que eso eran cosas de críos, o de atontados. Con la especialización de los intelectuales de baratillo, que proliferan por internet, ahora las tornas han cambiado, y si no lees cómics, o no te has molestado en leerte las obras maestras que los gurús de los cómics dicen haber leído ya en su día, eres entonces un atontado. Es decir, eres tan tonto según lo que hagas o dejes de hacer como dicen las modas de según qué momento. Y por supuesto, no es verdad ni una cosa ni la otra.
Esto viene a cuento de hablar de La Broma Asesina, la adaptación cinematográfica en animación de la encumbrada obra de Alan Moore. Conocía de nombre el cómic, sobre todo porque durante los últimos años salía a relucir su nombre junto a otros como el de El Regreso Del Caballero Oscuro, ya sea para anunciar lo mucho que se basó Christopher Nolan en ellos para producir su trilogía de Batman, para recordar lo mucho que desmerecen dichas películas las ideas originales de dichos cómics o para señalar que todo lo que pueda hacer el cine ya se hizo en los cómics mucho antes y mucho mejor. Pero ya había leído ese nombre incluso años antes, cuando se refería a él para compararlo con la adaptación de Tim Burton de Batman en las dos películas que dirigió.
Obviamente, al saber de repente por un trailer de Youtube que La Broma Asesina se adaptaba a película de animación (y muy expectante, pues las dos películas basadas en los cómics de El Regreso Del Caballero Oscuro también me gustaron mucho), lo primero que no hice es ponerme a leer corriendo el cómic para saber antes que nadie cómo iba a terminar la película, como es moda hacer ahora cada vez que se adapta algo. Es decir, vi la película, y luego leí el cómic. Me ha gustado más la película.
El guión de la película es de Brian Azzarello, otro experimentado guionista de cómics que no es tan famoso, polémico o influyente como Alan Moore (cuyo espíritu crítico no deja tranquilas ni sus propias obras, según la ocasión en que se le pregunte), pero que por lo menos es igual de bueno y mucho más pragmático. Donde Moore reniega de toda adaptación cinematográfica de sus historietas hasta el punto de no querer recibir dinero ni reconocimiento por ellas, Azzarello se pone manos a la obra para reconciliar la historia de La Broma Asesina con el resto de las adaptaciones en animación de Batman que la Warner Bros. ha venido produciendo últimamente, con bastante acierto, para mi gusto.
Así que, como supe después al leer el cómic, la película se divide en dos partes bien diferenciadas: una que cuenta la historia de los últimos días de Barbara Gordon como Batgirl, decidida a abandonar la vida de superheroína al enfrentarse a un criminal de carismático carácter obsesivo, con el que establece una perniciosa relación muy parecida a la de Batman con Joker; y la segunda parte, que es la adaptación tal cual de las páginas del cómic (incluyendo la horrible canción del Joker, sí).
El cómic de Moore, que tantos gurús críticos de los cómics consideran una obra cumbre de los cómics de Batman, no es eso para nada. En mi opinión es una gran historia, perfecta en sí misma como relato, pero me niego a reconocerla como una historia de Batman, y mucho menos una buena. Batman no es el de ese cómic, como mucho es una versión de lo que es y representa tergiversada por la inconformista visión de Alan Moore, quien, oye, está en su derecho de escribir a Batman, o a quien quiera, como quiera. Pero esa obra no es definitiva, ni describe realmente la relación de Batman con Joker, ni nada de nada. Y la película encauza en su primera parte la que es la verdadera naturaleza de Batman en cuanto a su relación con el Joker, aunque lo haga desde la distancia de la visión que Batgirl tiene también de él, como maestro, ser amado y figura insondable. Me refiero a Batman como el héroe que se supone que es, independientemente de lo mucho que otro autor pueda psicologizarlo (curiosamente, en este caso, vaciándolo, haciéndolo un pelele sin argumentos en contra de la personalidad arrolladora del Joker).
A partir de aquí revelaré partes de la trama de la peli, avisados quedáis.
En la película, Batman trata de alertar a Batgirl de los peligros de obsesionarse con un enemigo que, a su vez, se obsesiona con ella. Con ello ofrece una resolución que creo definitiva tanto para la misma peli como para el cómic en lo que se refiere a lo que deba suceder con el Joker al final, y que yo veo una decisión muy valiente del guión: Batman le habla a Batgirl de la posibilidad de, un día, verse en la necesidad de ir más allá de la simple paliza al malo de turno, simplemente porque no haya otra manera de detener a dicha persona. Esa idea aún queda más definida cuando Batman, llamado por la policía, descubre unos cadáveres sonrientes con una antigüedad de unos tres años. Esto ocurre justo antes de que decida ir a hablar con el Joker al psiquiátrico de Arkham, que es como empezaba el cómic, y explica por fin por qué Batman haría algo así.
Todo, toda esta historia de Batgirl contra su nuevo enemigo. y el encontrarse cadáveres cuando menos se lo espera, es lo que lleva a Batman a ir a charlar con Joker y plantearle la nueva situación de “me tienes hasta los cojones”, que sería la lógica en un justiciero, por mucho que se niegue a matar. Es decir, va a darle la oportunidad de cambiar antes de ir a acabar muerto a sus manos. Y eso me parece mucho más ajustado y convincente que la idea de que Batman es solo un psicópata con obsesiones distintas, como dice Joker (y en realidad Moore) en el cómic. Así, vista la peli, e incluso leyendo el cómic, estoy convencido de que lo que apaga las risas al final no es el fundido a negro de la película ni la última viñeta de la última página; es la muerte del Joker a manos de Batman. Como debe ser.
Hay que reconocer que el guión en la parte que pertenece al cómic original es más redondo, pero es más fácil hacer una historia cuando en realidad no cuentas una historia, sino que mueves personajes en torno al discurso filosófico de uno de ellos. La primera parte que ha escrito Brian Azzarello me parece más audaz. Aporta al menos un personaje interesante (Paris Franz) y ata esta entrega con las demás adaptaciones animadas y el resto del universo de Batman, como dije antes, anclándose de nuevo a la personalidad que la mayoría, estimo, le atribuimos a Batman en realidad. Además añade momentos perturbadores como la idea de que nunca se sepa cuándo ni cómo se encontrarán nuevas personas asesinadas por el Joker, o, a tenor de la conversación de Batman con unas prostitutas, que este haya violado a Barbara Gordon (algo que muchos son reticentes a pensar y que no aprueban, además… sí claro, Joker hace de todo a todo el mundo, pero no tiene “picha”, lo que vosotros digáis).
Técnicamente la película tiene un nivel de diseño y animación que más bien parece de gran producción para televisión, al nivel de películas como Batman Capucha Roja o El Hijo De Batman, por decir algunas. No es lo mejor pero tampoco malo, vamos, y sin embargo relucen las peleas, con animaciones que asemejan las coreografías de actores reales. La música no destaca pero ambienta bastante bien, y el doblaje al castellano me resulta tan satisfactorio como suele serlo, rara vez me siento incómodo con los doblajes.
Con todo esto quiero decir que no hay excusa para no disfrutar de esta película, excepto la obvia y la que más vais a oír cuando digáis que la habéis visto: las voces que se mueren por deciros “el cómic es mejor”. Y ni mejor ni peor, ni porque lo diga yo ni porque lo diga nadie, solo diferente. Porque si os paráis a pensarlo, si vais a leer un cómic, hay miles de ellos, estoy seguro, mejores que uno de Batman, y si es de Batman, os garantizo que cientos de ellos mejores que La Broma Asesina.
Valoración por Ruddenskjrik: ¡es cine guay!