Ha llegado el momento de ver publicada al fin la Revista Historias Pulp dedicada a RoboCop, película cuyos elementos de confección no parecerían especialmente llamativos por manidos en la ficción, pero que se combinaron con un talento y estilo tales por parte de todos los implicados en la producción que dieron como resultado una de las más espectaculares, emocionantes y significativas historias de acción y ciencia ficción.
De hecho, como exploramos de paso en esta publicación, RoboCop se convirtió no solo en una espectacular película de aventuras a la que volver siempre que uno busque el mejor entretenimiento, sino también en un paradigma de toda historia que hablara en adelante de ese tipo de trascendencia extraña que es ver a un ser humano resucitado de forma artificial, con su naturaleza transformada hasta la misma alma.
Siguiendo al repaso a la película, sus secuelas y derivados, indagamos también en la curiosa filmografía de su director, Paul Verhoeven, que resulta seguramente el director más alejado en sus trabajos a los que podemos considerar nuestros intereses en el cine, con una larga lista de películas europeas que exploran con humor o drama (a veces, a partes iguales) los aspectos sórdidos de la sociedad contemporánea de su país. Su especial sensibilidad y conocimiento de las emociones humanas, quizá adquiridos a lo largo de esos trabajos, es seguramente parte de lo que le ha hecho autor de algunas de las mejores películas de ciencia ficción producidas en Estados Unidos, para las que consigue hacer verosímiles todos los elementos fantásticos.
Por supuesto, como honra de la película de Paul Verhoeven, acompañan a este número algunos relatos que intentan ampliar o reimaginar las circunstancias de la película para darle una nueva actualidad. A los creadores de RoboCop, a los autores que participan aquí y a nuestros seguidores va dedicada esta nueva entrega de la Revista Historias Pulp. Esperamos que sepáis disfrutarla.
Revista Historias Pulp #8 RoboCop disponible en Google Play
El prolífico director holandés Paul Verhoeven inició con RoboCop su particular escarceo con el cine de índole más popular, ya que, hasta entonces, sus irreverentes producciones presumían de no estar sujetas a ninguna convención, resultar artísticas por encima de otra consideración y ser particularmente inaccesibles para el público que busca más un entretenimiento que una particular narrativa al ponerse a ver una película.
A pesar de ser una producción estadounidense (la primera de varias y muy exitosas entre sus trabajos de director), Paul Verhoeven hizo tan suya la extraña epopeya del policía cíborg, más propia de un cómic, que bien parece que el hombre hubiera nacido y pasado toda su vida en norteamérica, siendo capaz de poner como nadie el dedo en la llaga en todo lo relacionado con la frivolidad de una sociedad enfocada (incluso filosóficamente) en el consumo y la rentabilidad de todo lo que pueda considerarse un recurso. Y añadiendo, además, una insólita veracidad a las emociones, la violencia y las espectaculares escenas de efectos especiales que engalanan la historia.
RoboCop es, al mismo tiempo, la más extraña de entre sus películas y también la más auténtica de este director, una obra influyente como pocas (a pesar de la mayoría de sus secuelas y derivados) y que, como su protagonista en su propio mundo, se ha convertido en algo único y asombroso.