8 diciembre, 2024
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Una reseña de Elmer Ruddenskjrik

Esta película, a día de hoy, no está distribuida en España. Si llegué a dar con ella fue por ver fotografías y cortos clips de vídeo bastante perturbadores por distintos blogs de internet, a veces mencionando la propia película y otras como sirviéndose de estas imágenes para ambientar los artículos de dichos sitios. Así que un día, ya demasiado curioso, me decidí a dar con la peli y verla aunque fuera en versión original sin subtítulos. Se llamaba “The Taking Of Deborah Logan”, título del que me permito la traducción literal según su contexto (que probablemente no harían los distribuidores en mi país, llamándola algo así como “La Venganza Del Demonio” o “El Hogar Del Mal”): La Posesión De Deborah Logan.

the_taking_of_deborah_loganAl final, acabé encontrándola en una versión subtitulada y por fin me la pude ver. De primeras, una especie de sombra de decepción me recorrió al descubrir que era una de esas películas que empezaban con la cansina premisa de ser rodadas por los propios protagonistas, el tipo de película que se llama de “metraje encontrado”. Es una idea que normalmente se antoja aburrida y pretenciosa, siendo el medio narrativo, por lo general, de un largometraje soso, lento, aburrido y falto de talento en el guión, encuadres y montaje, que sus creadores intentarían justificar con la cursi idea del “cine de realidad” y el bajo presupuesto. Ridículo. Sólo que éste no era el caso.

La historia es que los protagonistas pretenden rodar un documental sobre cómo vive la acelerada progresión del Alzheimer una mujer que, de modo práctico, sigue estando muy en sus cabales. Sin entrar en mucho detalle, la película enseguida me convenció con la naturalidad de los personajes de la mujer enferma y su hija. Estaba esperando una película de terror, pero el aspecto de documental funcionaba, y empezaba a interesarme el drama sobre la enfermedad, así de bien escrito e interpretado está. Los personajes se disponen a vivir unas semanas en la casa, disponiendo cámaras que rodarán el día a día de la que, enseguida, descubrimos que es la verdadera protagonista: Deborah Logan.

Sin desvelar nada, ya incluso antes de llegar a este momento de acercamiento se ofrecen destellos de inquietantes movimientos y ademanes de la mujer. Su interpretación es tan buena que parecen salidas de tono propias de su deterioro mental, y nada más que eso. Pero es una vez que la película se centra en las grabaciones por la casa que todo empieza a salirse de madre.

Sin hacer uso de grandes efectos, la película trabaja en una evolución natural y creciente de la tensión. Los sobresaltos no son artificiales, y son momentos que no sólo nos ponen a nosotros los pelos de punta, sino a los propios personajes que los sufren, y éstos reaccionan de manera muy natural y coherente a la situación, algo poco habitual de ver en cualquier clase de película, la verdad. Esto, que los personajes realmente actúen como si pasaran miedo, ayuda a crear el ambiente de alarma que se desprende de convivir con una persona que, esté loca o poseída, es evidente que es peligrosa.

Jill Larson, la actriz que hace de Deborah, es una pasada. La película es corta y rápida, pero la caída en desgracia de esta mujer, tanto en su interpretación como en su maquillaje, está tan cuidada, que de verdad tiene uno la sensación de estar presenciando una agónica y espeluznante muerte en vida. La película saca provecho del talento de esta actriz con secuencias muy medidas en encuadre y tiempos, y un montaje que deja fluir el agobio, el miedo, o los sobresaltos, consiguiendo que funcionen incluso cuando uno se los está esperando. La película sin duda es lo que es gracias a Jill Larson, pero hay que reconocer que han sabido arroparla a la perfección, tanto en lo técnico y artístico, como en la réplica por parte de los demás actores, en especial de Anne Ramsay interpretando a Sarah Logan, la hija de Deborah. También debo decir que, a mi parecer, la trama goza de ideas muy interesantes que la distinguen muy por encima de los clichés de las recicladísimas historias sobre posesiones.

Para terminar, señalar que pese a ser una película de terror más psicológico que otra cosa (que no se sirve de escenas sangrientas o violentas, ni de monstruos, para dar miedo), algunas escenas son perturbadoras y bellas en su concepción, como sacadas de las más delirantes pesadillas, y éstas se suceden sin descanso y a mayor ritmo según avanza la película hacia su final. Como debe ser, cojones.

Mi recomendación es que cualquiera que le guste el cine vea esta película. Para los amantes del terror, es obligada. Da igual lo que os cueste encontrarla: vale la pena, os lo aseguro.

Valoración por Ruddenskjrik: ¡es cine guay!

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