Una reseña por Elmer Ruddenskjrik y María Larralde, a petición de Laura Pérez Caballero (gracias, hija)
Vaya días de cine del bueno que llevamos. Esta película es de esas que nunca habríamos visto. Para ser justos, los vídeos de promoción nos dejaban bastante claro lo que era, así que sorpresa no nos hemos llevado mucha, no… Con lo que sí que nos hemos llevado sorpresa es con que esta puta mierda se llevara el Óscar al mejor guión, y que echando un ojo por varias páginas resulte que de nuevo crítica y público general se unan para ensalzarla. ¿En serio? ¿En serio, gente? ¿Este puto bodrio insano, pretencioso, aburrido y completamente equivocado en todo lo metafísico es una obra cumbre de nuestro tiempo y el venidero? ¿En serio es ésta otra película recomendable y susceptible por todos vosotros de ser revisionada, más aún (fijándose en las notas medias) que la puñetera puta mierda que Hush (se callen, coño)?
La película nos plantea una especie de semifuturo donde los personajes protagonista y secundarios se desenvuelven con una especie de enfermiza languidez que sólo puede concebirse en el ambiente en que se les enmarca: una burbuja de elitismo social y económico donde todo es mediocre (moda, conceptos empresariales, valores morales, las emociones, e incluso la negación de una espiritualidad como tal cuando se evoca tan constantemente que deja de ser eso mismo y se convierte en una absoluta impostura). En definitiva, quizá porque el director (también escritor del guión) es así, en la peli se vive en un mundo “hipster”, de puñeteros y odiosos modernillos. ¡Ah!, ¿es ese el secreto de tan altas notas de esta peli? ¿Que la mayoría de su público, quienes se deciden a valorarla, pertenecen a esa suerte de tribu urbana con aires de élite intelectual pero que no son más que un ejército de solemnes gilipollas? Perdonadme, cabrones, si os ofenden mis palabras… ¡pero es eso lo que refleja vuestra puta película! Cómo se visten, cómo hablan, la clase de entretenimiento y el modo en que funciona todo (hasta los videojuegos salen perjudicados, en este ambiente pesadillesco… aunque lo creo posible, con el nivel actual de la industria y la exigencia en declive de sus consumidores). Y, por supuesto (¡ey, estamos aquí por eso, a por ello!), las emociones. ¡Qué coño!, la emoción: EL AMOR.
Claro, porque en este estúpido mundo nada es más importante (ni se habla por tanto de otra cosa) que del amor romántico, y te quieren hacer creer que si el personaje protagonista es tan desgraciado es porque, a pesar de entender tan perfectamente las emociones humanas, tanto como para trabajar (en serio) escribiendo (a dictado, claro) cartas manuscritas por un programa informático, él no parece encajar con nadie, no parece comprender los sentimientos ni anhelos de otra persona, ni apenas los suyos propios, es decir, no conoce el modo de manejar EL AMOR. Para empezar, el escritor Spike Jonze parece confundir la creatividad (que es cuanto se necesita para escribir pensando por otras personas o personajes, sean cartas o guiones, puto genio) con conocer o sentir emociones. El tipo podría ser un perfecto psicópata (de hecho a veces lo parece) y ser el mejor escritor de cartas falsas del mundo, pero en fin, dejemos eso de lado. La peli se resume, en que lo que no parece encontrar en otra persona, se lo da un ordenador, un Windows con voz y criterio propios. Dejemos de lado la falta de establecimiento legal y protección al consumidor que se supondrían íntimamente detallados en un mundo donde todo es empaquetado y comercializado al milímetro, y de las demandas millonarias que acabaría llevándose la empresa desarrolladora de un software que se enamora de sus usuarios. Dejémoslo, en serio, quien quiera ver en eso algo emocionante o que estimula la imaginación, perfecto, hala, que le den por culo. Como dicen en otros blogs, esto es algo que nunca se había hecho, ¿verdad? Una máquina, y un ser humano, enamorados, ¿a que no? ¿A que es original? ¿A que no se han explorado todo tipo de emociones de máquinas a hombres y de hombres a máquinas en ninguna otra historia del cine? ¿A que HER es única en su premisa? Sí, mucho (ironía, por si eres “hipster”) ¿Y su desarrollo? ¡Je!
El protagonista se descubre como un triste pajillero (sí, eso es) que deja de serlo tanto cuando descubre las delicias de relacionarse con un ser (el Windows que finge tener chocha) que le comprende en las sutilezas, inalcanzables por otros seres humanos, de su insondable sensibilidad. En la peli, estos dos idiotas (de carne uno y de pantallitas la otra) se pasan el tiempo divagando sobre el amor, pero el amor romántico, claro. Porque los seres humanos no tenemos otra cosa en nuestras vidas. La peli, para resumir, porque no queremos revivir lo que hemos visto, es una especie de ensayo en que se desgrana la imposibilidad absoluta de una relación romántica perfecta que no conlleve un gran sufrimiento, y nos quiere hacer creer que esto es así aunque no seas un perturbado ni un cabrón (cosas que al final no es el protagonista, de hecho es una persona de lo más agradable). Es imposible que una persona sin defectos que hagan imposibles la convivencia sea tan insatisfecha consigo misma y sea tan incapaz de encontrar una pareja, si de veras está empeñado en buscarla. Es totalmente irreal todo, desde el estado emocional y social del protagonista, dado su carácter, hasta el modo en que esta máquina se comporta de un modo tan complicado como el más tóxico de los seres humanos. Al final la película parece terminar con una especie de “quiérete tú mismo porque como tú, no hay nadie”. Pues mirad, colegas. Que se vaya a la mierda el Spike Jonze, que se vaya a la mierda quien le guste esta peli y que se vayan a la mierda sobre todo los puñeteros gilipollas (“hipsters”, por si eres “hipster”).
Valoración por Ruddenskjrik y Larralde: un puñetero ¡puagf! después de un “mecagon” sus muertos.