26 diciembre, 2024
el hombre del pasado

Una reseña de Rubén Mesías Cornejo

En 1960 la editorial Cenit lanzo al mercado una nueva colección de literatura dedicada, en exclusiva. a la ciencia-ficción, siguiendo el ejemplo precursor de Nebulae, la colección antagónica editada por EDHASA, con el evidente propósito de disputarle el favor de los aficionados. Para alcanzar dicha meta Cenit se valió de una panoplia de autores, en su mayoría norteamericanos, cuyas obras permanecían inéditas en lengua castellana, entre los autores más prometedores de aquella heterogénea selección se encontraba Phillip K. Dick(1928-1982) un escritor emergente por aquel entonces, que había iniciado su andadura en el mundillo de la ciencia-ficción norteamericana publicando sus short stories en las revistas especializadas del genero, a comienzos de la década del 50.

el hombre del pasadoLa carrera literaria de Dick alcanzaría breves cotas de apogeo durante las décadas siguientes, su famosa ucronía EL HOMBRE EN EL CASTILLO lograría conquistar el Hugo en 1963, once años después, en 1974, recibiría el John W. Campbell Memorial por describir las desventuras de Jason Taverner por FLUYAN MIS LAGRIMAS, DIJO EL POLICÍA, luego, en 1978, la critica británica le concedería el Locus por su novela UNA MIRADA EN LA OSCURIDAD, cuyas páginas presentan una desoladora mezcla de ciencia-ficción y novela policíaca según el decir de un acucioso wikipedista.

Cenit llego a publicar cuatro títulos de Dick, a saber EL TIEMPO DOBLADO, LOTERÍA SOLAR, PLANETAS MORALES y LA GUERRA CON CENTAURO durante los cuatro años que su colección permaneció vigente, incurriendo en los viejos pecadillos de traducir de manera inexacta los títulos originales, y de presentar recopilaciones de cuentos como si fueran novelas —que fue el caso de LA GUERRA CON CENTAURO — en su afán de aumentar sus niveles de lectoría, pero posicionando, al mismo tiempo, el nombre de Phillip K. Dick en la memoria del aficionado hispanohablante.

En 1966, con el terreno ya preparado por el esfuerzo de la extinta colección rival, Nebulae decidió reeditar una colección de cuentos dickianos que su antigua competidora ya había colocado en las librerías en 1961. Nos referimos a LA GUERRA CON CENTAURO, un libro que EDHASA fracciono en dos volúmenes, los números 117 y 126 de su colección, debido a que la extensión del original contravenía la disposición de limitar a 250 el número máximo de páginas que podía permitirse en un libro de Nebulae.

Francisco Cazorla Olmo, uno de los traductores de EDHASA, rebautizo al libro con un titulo más afín al original, y así LA GUERRA CON CENTAURO pasó a llamarse, para los lectores de Nebulae, EL HOMBRE DEL PASADO.

Este volumen, numerado con 117, que salió a la venta en España y América Latina solo contiene dos historias respecto al original en ingles. EL HOMBRE DEL PASADO (The variable man) novela corta publicada por la revista Space Science Fiction en 1953, y EL INFORME DE LA MINORÍA (The minority report)aparecido originalmente en las páginas de Fantastic Universe en 1956.

EL HOMBRE DEL PASADO el relato más largo de esta parcial entrega, es una obra un tanto atípica dentro de la copiosa narrativa breve de Dick, ya que en esta ocasión no asistimos a la odisea surrealista de alguien que sufre el paulatino resquebrajamiento de su entorno, y por ende, de su realidad. Por el contrario en esta historia se nos cuenta como el destino de la Tierra puede verse afectado por la involuntaria intromisión de alguien completamente ajeno a la toma de decisiones del más alto nivel. Nos referimos a Thomas Cole, el protagonista de esta narración, un humilde artesano de principios del siglo XX que es trasladado, por accidente, al siglo XXII por obra de la curiosidad de los técnicos del Departamento de Investigación Histórica.

Dick ambienta su ficción en el año 2136, e imagina un futuro en el cual el planeta Tierra está regido por un gobierno unificado que ha conseguido expandir la civilización humana hacia todos los planetas del Sistema Solar, superando el trauma de las Grandes Guerras Atómicas libradas en los siglos precedentes —un peligro siempre latente durante la década en que se escribió este relato, a raíz de la tensión existente entre los Estados Unidos y la Unión Soviética— sin embargo el camino hacia las estrellas se encuentra obstruido por la existencia del Imperio Centauriano, un estado ficticio que Dick localiza en el sistema astronómicamente mas cercano a nuestro sol y que se «extendía como un colosal anillo de hierro alrededor de la Tierra, difícil de romper, decadente y corroído como estaba de por si». Los jerarcas terrícolas, y sobre todo, el Comisario Erich Reinhard ven en la confrontación armada la única salida para modificar favorablemente una coyuntura que juzgan perjudicial.

Para estimar sus posibilidades de triunfo los terrícolas se valen de unas enormes maquinas precognitivas que les sugieran el camino a seguir analizando exhaustivamente las posibilidades existentes. En el relato Dick enfatiza la supersticiosa credulidad que suscita en el comisario Reinhard, los resultados que emiten los ingenios precogs. Reinhard sustenta su estrategia para ganar la guerra en un arma suprema, la bomba superluminica Icaro, derivada de un proyecto que buscaba crear una nave interestelar para colonizar sistemas lejanos. Esencialmente el plan radica en lanzar una blitzkrieg contra las posesiones centaurianas y luego, en medio del fragor de la batalla espacial, disparar a Icaro contra la Próxima Centauro para provocar un cataclismo estelar que arrasaría con todos los mundos del sistema centauriano.

Con la crisis en este punto, la inesperada intervención de Thomas Cole, el hombre capaz de arreglarlo todo, altera los cálculos de las maquinas precogs, originando una persecución homicida que busca suprimirlo, para que el futuro previsto por las maquinas se haga efectivo. Sin embargo Cole consigue sobrevivir a los ataques de los esbirros de Reinhard, gracias a los desvelos de Peter Sherikoff, un científico a cargo de los Proyectos Militares, y la antitesis de Reinhard en el relato, consiguiendo resolver la crisis entre la Tierra y Centauro, solo el concurso de sus manos, y lo decimos literalmente.

EL HOMBRE DEL PASADO es una narración sobria que sorprende por la sencillez y agilidad de su prosa. En ella Dick emplea un escenario propio de la space opera para contarnos la historia de un hombre de a pie, acosado por fuerzas que no comprende, pero a las que enfrenta recurriendo a su extraordinaria intuición y al formidable talento de sus manos, capacidades que le permiten salir airoso allí donde la ciencia ha agotado todos sus recursos.

El Hombre Del Pasado (o El Hombre Variable)

Ha sido difícil encontrar un ejemplar de esta obra, pero además os ofrecemos dos de las más conocidas del autor:

El hombre en el castillo

Una mirada a la oscuridad

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