Una reseña de Rubén Mesías Cornejo
En 1960 la editorial Cenit lanzo al mercado una nueva colección de literatura dedicada, en exclusiva. a la ciencia-ficción, siguiendo el ejemplo precursor de Nebulae, la colección antagónica editada por EDHASA, con el evidente propósito de disputarle el favor de los aficionados. Para alcanzar dicha meta Cenit se valió de una panoplia de autores, en su mayoría norteamericanos, cuyas obras permanecían inéditas en lengua castellana, entre los autores más prometedores de aquella heterogénea selección se encontraba Phillip K. Dick(1928-1982) un escritor emergente por aquel entonces, que había iniciado su andadura en el mundillo de la ciencia-ficción norteamericana publicando sus short stories en las revistas especializadas del genero, a comienzos de la década del 50.