18 abril, 2024

Como los mismos autores explican esta nueva revista es una novedad dentro del mercado digital y el papel de las revistas temáticas versadas en lo extraño, la ciencia ficción, el  terror, lo fantástico, lo grotesco y el thriller.

Van a realizar la edición en digital y en papel, en un tamaño DinA6 con 96 páginas pero con tan solo 3 relatos. Su periodicidad sería cuatrimestral, editándose tres números de Tantrum al año. La primera edición saldrá al público en marzo de este año. Las siguientes están previstas para julio y noviembre. La publicación, que se anuncia como un proyecto sin ánimo de lucro, estará abierta a su adquisición mediante un sistema de suscripciones y a través de packs de mecenazgo. Cada número, en papel, costaría 5 euros, y tan sólo 1 la edición digital.

Como novedad regalarán, en la edición en papel, un juego en la contraportada, en esta ocasión, creado por Santiago Eximeno. Las ilustraciones corren a cargo de Cristòfol Pons y se integran a la perfección con el diseño general de la revista con un estilo sencillo y grotesco que, suponemos, intenta ser tan impactante como los temas de los relatos. En este primer número se le realiza entrevista a este ilustrador menorquín.

Para comenzar con la “opinión” que nos merece esta nueva creación literaria, nos centramos en la portada que tiene un aspecto minimalista y elegante, algo lúgubre y sombría, que suponemos que son aspectos que desean lograr. Sin embargo, las letras que se han escogido para el título no se entienden demasiado bien a primera vista. El lector tendrá que remirarla para desencriptarla. Sería interesante buscar un estilo de letra más legible e igualmente tétrica. Es posible que los lectores lean los relatos y queden encantados y no recuerden el nombre de la revista donde los leyeron, ¡ojo con esto! El color gris no se comprende, el blanco y el negro desde el principio hasta el final le daría mayor uniformidad. Aunque pensamos que la serpiente podría quedar bien en un color que le dé entidad propia, como un verde radiactivo o un rojo intenso.

Sin embargo, aunque no entendemos la relación entre el logo, que es una larga serpiente zigzagueante, y el nombre Tantrum de la revista, nos gustó desde el principio.

El diseño en blanco y negro del interior está perfecto en cuanto a estilo, legibilidad, formato, tamaño de letra…  Al menos en la revista digital, ha quedado impecable para que el lector tenga una buena primera impresión de la revista.

Cada relato se antecede por una breve biodata del autor y un dibujo, así como la información sobre el tiempo estimado de lectura (¿el que tarde más deberá plantearse unas amenas clases de lectura ágil?). Es un dato que suele aparecer en las Apps de lectura digital, y nos parece extraño verlo añadido en la publicación tal cual.

Entrando a la lectura de cada uno de los relatos hay que decir que, en general, la calidad de los mismos es bastante alta. Hablaremos un poco de cada uno sin revelar en absoluto los detalles de sus argumentos.

“Mesa”, el primero de ellos, escrito por Santiago Eximeno, nos retrata la progresiva caída en la desidia del narrador protagonista, un joven que explora la idea de un novedoso cometido que se explota recientemente en los alrededores de su comunidad. La pobreza y la falta de trabajos como aún los conocemos hoy, nos llevan de la mano en la revelación de una nueva oferta que satisface los cada vez más licenciosos lujos de los pudientes en lo que parece ser un lóbrego futuro…

La narración acierta en todo lo que tiene que ver con la descripción de lugares, personajes, los escasos diálogos y en el orden de los acontecimientos, pero creemos que toma demasiada distancia con el lector como para conseguir dar el golpe de efecto que pretende. Los personajes parecen tan indolentes que cuesta empatizar con ellos en su particular descenso a los abismos de la indignidad.

“Cántico para una ciudad enferma”, de Tomás Rivera, supone una adición más a la moda por el cyberpunk que han traído de vuelta películas como Blade Runner 2049, la irregular adaptación en vídeo real de Ghost in the Shell, o la serie Altered Carbon. El relato es por encima de todo, un curioso y largo paseo por una distópica ciudad atiborrada de gente que trajina con tecnología que hoy en día consideramos obsoleta y que era de lo más puntera en los ochenta. Describe un ambiente angustioso mientras se nos revela muy pausadamente el objetivo de los pasos de la protagonista.

Este segundo relato, pese a su repentino volantazo hacia la acción en un momento dado, resulta más claustrofóbico por la demora en lo insustancial de cuanto cuenta que por su estilo narrativo. El tiempo parece alargarse en la lectura de una narración que empieza siendo bastante fluida y que acaba siendo una amalgama de cortas frases que describen los hechos tan fluidamente como lo haría un VHS pausado, fotograma a fotograma. La narración pierde su sentido por su lentitud y su examen de detalles intrascendentes, un aspecto que se agrava al revelarse el despropósito de su final.

“La casa azul”, por Sam G. C., supone un repunte en la experiencia narrativa. Desde las primeras líneas la narración en primera persona nos hace partícipes de las inquietudes de su protagonista. Sin revelar demasiado, el relato nos pone en la piel de un hombre aquejado por la obsesión más clásica: la de una mujer que se ha cansado de él. Convencido de que tiene que velar por que le vaya bien sin él en adelante, se dedica la mayor parte del tiempo a seguirla a todas partes, hasta que empieza a hacer algunos curiosos descubrimientos, retroalimentándose en su enfermiza inquietud…

El estilo narrativo de este último relato, pese a su perspectiva en primer persona, describe con precisión de guión gráfico las secuencias de hechos, especialmente en los momentos de acción. Esto es algo bastante difícil de conseguir para la mayoría de autores, y es de agradecer leer una historia viendo en la mente todo lo descrito como si de una película se tratara. El autor acierta al no pretender atiborrarnos de detalles en la ambientación de la América de los Estados Unidos a finales de los años 40. Por la breve descripción de objetos, vehículos y ropa se desprende rápidamente y con facilidad la época, sin necesidad de más.

Con un tiempo estimado de lectura de unos 26 minutos, este relato es el más largo y el más redondo de los tres. El argumento, de estilo cine negro, es una aventura de suspense que no se corta con los momentos de acción y el final, sorprendente más o menos según las expectativas del lector, parece lógico y acorde con la trayectoria de su protagonista.

Tantrum es una propuesta interesante como para que todos los que amamos la literatura fantástica, la ciencia ficción así como lo bizarro estemos pendientes de su publicación. Exceptuando algunas de las apreciaciones que, por supuesto son opinables, creemos que merece ser leída.

Os animamos a visitar el siguiente enlace donde encontraréis toda la información sobre la revista y los autores.

http://www.kindlegarten.es/2018/02/tantrum.html

 

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