19 abril, 2024

Esta es una película cuya dirección corre a cargo de Stacy Title, directora norteamericana, y cuyo guión lo escribe Jonathan Penner quien, al parecer, se basó en un libro de Robert Damon Schneck, The President’s Vampire: Strange-but-True Tales of the United States of America (Anomalist Books, 2005), que agrupa un conjunto de historias de terror. Pero, según hemos investigado, esta es una interpretación libre del capítulo comentado. Aun así, y quizás por ello, el guión es firme y se mantiene coherente hasta el final, contándonos una historia con similitudes a Pesadilla en Elm Street aunque muy diferente en los hechos, claro.

Lo que a primera vista parece una película sin la mayor trascendencia cinematográfica, por enmarcarse en la tan estereotipada serie de películas de terror adolescente, nos sorprendió gratamente por su calidad en varios sentidos.

Primero, por su apuesta de realizar un cine centrado en un buen guión, cosa que es de agradecer, que nos cuenta una simple y pura historia de terror bien hilada y sin rocambolescas explicaciones que justifiquen la trama principal, una historia típica de las leyendas urbanas tipo Candyman, Pesadilla en Elm Street, pero, en este caso, sin parecer tan ridículamente falsa. Por supuesto, hay cosas que quedan sin explicar, pero es que deben quedar así porque eso es lo que hace que todo sea desconcertante y te llene de intriga.

El Ser que acosa y representa el mal en esta película está protagonizado por el grandísimo Doug Jones. Es un ser muy extraño, con un gran parecido a la representación clásica de la muerte. Sin embargo, es mucho más oscuro e insondable que la misma muerte. Sus intenciones de arrebatar la vida y, quizás, las almas de sus víctimas no le lleva a atacarlas directamente, parece que necesita permiso para entrar en la vida de las personas. Este Ser va acompañado de una extraña bestia. Un perro monstruoso y deforme que quizá sea, incluso, más terrorífico que él.  

El Ser se las apaña hacerse notar, para entrar en la vida de sus víctimas. Necesita que lo nombren y para ello utiliza objetos como portal. En este caso, la mesita de noche y unas monedas son la clave de su conexión con el mundo humano. A raíz de ahí ya no se puede hacer nada por evitar su asfixiante presencia. Este ser es como un virus que se mete en la mente de la gente y les hace comportarse de manera irracional. Pero la gracia está en que cuanto más deseas quitarte su nombre de la cabeza más surge su presencia en su mente. Bye Bye Man se aprovecha de los defectos de carácter o los pensamientos más viles de los chavales a los que, por puro azar, va a destruir.  

Esto da lugar a uno de los mejores aspectos de la peli. Los momentos en que los protagonistas asisten con turbación y verdadera confusión a las visiones que son reflejo de sus ansiedades y recelos son bastante realistas, y sus conductas, en un primer momento, bastante lógicas: se detienen a pensar, a tratar de discernir si de veras están experimentando tales situaciones y optando por la vía más diplomática y civilizada. La naturalidad con la que el guión y los jóvenes actores saben perpetrar estos momentos terriblemente incómodos es un acierto imposible de ver en pelis de terror de adolescentes, donde nadie se toma el tiempo de rodar escenas de personas reflejando sentimientos sin apenas palabras. Y aquí sí.

Obviamente, las visiones se recrudecen y reiteran hasta que los personajes empiezan a tomar decisiones muy equivocadas, desencadenando los horrores de la trama, pero este pausado viaje hacia la locura está muy bien llevado, en nuestra opinión.

Nos han gustado los personajes principales, dos amigos de toda la vida y la novia de uno de ellos (Douglas Smith,  Lucien Laviscount y Cressida Bonas ), porque son sencillos y están bien cuidados en sus matices. Los jóvenes intérpretes son convincentes en sus papeles y lo de menos es la historia mundana de sus vidas, porque la cuestión es que este Ser es capaz de conocer los más viles pensamientos de una persona o sus más bondadosos deseos de bien para llevar a su víctima a cometer un acto que acabará en su propia muerte, o en la de otros. Por tanto no necesitamos saber nada más de ellos, porque a lo largo de la cinta muestran pequeños rasgos y matices de personalidad que indican cómo son sin necesidad de profundizar demasiado. Unos adolescentes que se comportan como personas racionales y <<normales>>, y no como tarados a los que les faltan varios hervores para llegar a ser considerados como personas. Y a pesar de ello, aquí lo importante es la trama, los chavales son un vehículo para conocer a Bye Bye Man.

No vamos a contaros la historia, debéis verla,  pero su comienzo nos retrotrae a 1969. En un barrio acomodado y residencial, un hombre desconocido pero aparentemente fuera de sí mata a su familia y a unos vecinos (atención al cameo de Leigh Whannel, guionista y director en la saga Insidious, en este papel). Y de ahí pasaremos a la actualidad. La historia que nos van a contar, por supuesto, tiene conexiones con este pasado y se ven durante el desarrollo de la historia.

En definitiva, una peli entretenida, que logra causar efectos de terror, una buena historia y un Ser terrorífico muy bien representado, con momentos agobiantes, y con la sensación de poder de un ente diabólico imposible de vencer o parar mas que por pura casualidad.

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