No tenía ninguna gana de escribir sobre esta película, a pesar de lo mucho que me ha gustado, y es simplemente porque según pasa el tiempo estoy más satisfecho de disfrutar sin atender a las corrientes de opinión al respecto. Resident Evil 6 o la saga entera de las películas de Transformers son un par de buenos ejemplos.
Sin embargo, dado que la película acaba de salir y ya cuenta con una ingente oleada de detractores, entre opinadores profesionales y aficionados, y que parece ponerse en duda de manera tácita la nueva y revolucionaria manera de producir las pelis de Netflix, me han entrado ganas de escribir sobre Bright.
Comparando ésta con la inmediatamente anterior de su director, Escuadrón Suicida, lo primero que me viene a la mente para decir sobre Bright es que vuelve a ser honesta, acorde al estilo y los gustos de David Ayer. He visto varias de sus películas: Training Day, que guionizó, Dueños de la calle, Sin tregua (que creo de las mejores), Sabotage y Corazones de Acero. Todas ellas tienen en común excelentes escenas de acción arropadas con argumentos de conspiraciones en cuerpos del orden corruptos y personajes de fuerte carácter que se enfrentan a los malos con un cierto sentimiento de estar perdiendo el tiempo y una actitud más bien sardónica respecto a todo. Con esto quiero decir que este director se ha convertido en lo que son también para mí otros directores que adoro, como John Carpenter, John Woo, Jackie Chan, Neill Blomkamp, o Gareth Evans, por decir los primeros que me vienen a la cabeza: gente que hace lo que les gusta y con los que, afortunadamente, coincido en gustos.
Partiendo de eso, es que importa una puta mierda lo que pueda decir cualquier cineasta frustrado o cualquier absurdo youtuber, sobre todo cuando, en un caso como éste, el éxito del largometraje no lo decide ningún “influenciador”, sino el propio público a través de la plataforma. Creo que, como lleva ocurriendo desde hace un tiempo, con controversias en festivales de cine como la de Okja (otra producción de Netflix), existe un creciente miedo a la pérdida del control de influencias en la industria del cine, cuyos nuevos estándares a seguir creo que son la propia productora Netflix y Oats Studios, de Neill Blomkamp. Las nuevas maneras de hacer cine de calidad y su distribución parecen amenazar a los circuitos tradicionales (algo que yo creo que no sucede ni sucederá nunca, pero es evidente que hay quien cree que sí), y ello hace mirar con suspicacia cada nueva película que sale, esperando la ocasión de defenestración si alguna no es lo bastante relevante, trascendental o elegante. Y en especial cuando un tipo como David Ayer vuelve a hacer exactamente lo que le da la gana después de salir escaldado de una producción llena de cortapisas como la que fue Escuadrón Suicida.
Hablando de Bright, y como hago siempre sin desvelar nada del argumento, esta es una peli más de compañeros, como lo fue Sin Tregua del mismo director, la saga Arma Letal, Danko Calor Rojo, Dos Policías Rebeldes, Límite 48 Horas, y muchas otras pelis del mismo estilo, con la peculiaridad de que se ambienta en un mundo que ha evolucionado desde un marco fantástico en el que los humanos sí que conviven con todas esas razas y criaturas mitológicas de incontables novelas de aventuras.
La historia se desarrolla de la misma manera que cualquier otra película del género, pero implementando las peculiaridades de algunas razas, como los Elfos o los Orcos, a los conflictos raciales que también protagonizan las diferentes etnias humanas, convirtiendo la ciudad en la que se mueven los protagonistas en un hervidero de tensión social siempre al límite del colapso.
Yo la recomiendo, aunque está claro que es una peli de género, con su propio público. Le guste o no reconocerlo a nadie, la peli es una pasada en el nivel de producción, rivalizando en todo aspecto con cualquier estreno multimillonario del cine, y las interpretaciones de los actores principales, Will Smith y Joel Edgerton (este con maquillaje de orco y todo) son muy convincentes. No sé qué mierda le pasa a la gente ni qué más se puede pedir cuando una peli va tan de cara a darte justo lo que prometía, y encima sobresaliendo tanto en lo técnico (y todo lo artístico que era necesario). Incluso el guión, que parece no ser gran cosa, brilla en las conversaciones y en la naturalidad con la que se nos dibujan las personalidades de los personajes. Reconozco que algunos, en especial los villanos, son muy planos, pero el cine de acción no necesita que cada guión sea como el de El Caballero Oscuro.
Os animo a verla en la propia plataforma Netflix o por el método que sea. Pero no dejéis que nadie decida por vosotros, desmereciendo una película precisamente por su fin primero y más importante: ser puro entretenimiento. Y si alguien no está de acuerdo con esto, que haga el favor de leer o repasar lo que hay escrito acerca de los inicios del cine…
Valoración por Ruddenskjrik: ¡es cine guay!