En esta ocasión os traemos dos recomendaciones bastante distintas en cuanto a su propuesta temática y artística.
En la primera, Mi Primer Combate, se nos presenta la vida de un personaje que de primeras no podría ser menos interesante: una chica deshinibida y descarada a la que no parece importarle nada ni nadie. No tardamos en descubrir que su problema es que lleva tiempo pasando de un hogar de acogida a otro desde que, años atrás, su padre, el único que le queda de su propia sangre, entrara en la cárcel.
La protagonista resulta estar viviendo al día con absoluta desidia, con la esperanza de que, cuando su padre termine de cumplir su condena, retomen su vida juntos como familia. Esto se da por la circunstancia de que el hombre, antes de los chanchullos que lo llevaron a su detención, había llevado una relación muy cómplice con la prota en base a su afición mutua a la lucha libre deportiva. Sin entrar a contar más detalles de la trama, podemos decir que la chica decide volver a entrenar con el equipo de su instituto, buscando deslumbrar a su padre con sus talentos y tratando de encauzar su vida en algún sentido.
La peli combina muy bien la historia principal alrededor de las consecuencias de soportar las relaciones tóxicas junto a espectaculares escenas muy bien rodadas de la lucha deportiva. Bien puede ser cierto que esta disciplina no es tan vistosa como las de otras películas de artes marciales, pero eso no le quita su mérito, y además se atreve incluso a mostrar algún combate de boxeo al estilo callejero.
Eso sí, que quede claro que, sobre todo, esta es una película dramática, avisados quedáis.
En cuanto a Batman Ninja, aunque a cuenta de los primeros tráilers la suponía una versión animada que tendría un tono más parecido a mi admirada Ninja Scroll, de Yoshiaki Kawajiri, brutal y exageradamente adulta (bueno, quizá no tanto), al final ha resultado una historia bastante infantil, un poco para todos los públicos, lo cual sería la intención de los creadores, digo yo.
Por suerte, como la mayoría de las pelis de animación, la historia da por sentado que los personajes son de sobra conocidos (estoy harto de la costumbre del cine de vídeo real de contar el origen de cada personaje en cada nueva producción), y quien no los conozca, ya lo hace sobre la marcha por sus habilidades y acciones (que tampoco hay que explorar mucho más para comprender su psicología, ¿no?).
Como resultado de un loco experimento del superinteligente Gorila Grodd, los principales villanos y colaboradores de Batman acaban en medio del japón feudal. A partir de esta premisa se suceden continuas escenas de peleas y persecuciones con algunos diálogos que tratan de darle sentido a cada nuevo enfrentamiento.
Como aficionado al cine de dibujos animados, Batman Ninja me ha parecido impresionante en el diseño y la calidad de la animación. Salvo alguna secuencia que cambia de estilo para tratar de dar otro ambiente emocional (que no viene muy a cuento pero queda muy bonito), toda la película se ha diseñado con un técnica de animación en 3D que imita el estilo japonés en 2D. Este tipo de animación, que conocí en 2004 con Appleseed The Beginning, de Shinji Aramaki, aunque no es que haya mejorado demasiado en lo técnico desde entonces (algo que creo, sino imposible, muy difícil), sí que lo ha hecho en cuanto a la calidad de los detalles de los modelos de los personajes. Entiendo que haya a quien pueda resultarle extraño de ver, pero el resultado lo creo una maravilla, en especial cuando uno ve moverse al recargado modelo del Joker.
En cuanto al sonido, la banda sonora épica queda opacada en un discreto tercer plano de volumen, casi pareciendo molesta o impropia por su bajo volumen, como de hilo musical del Simago. Los efectos de sonido son muy convincentes y el doblaje al castellano está muy bien, con las mismas voces a las que ya estamos acostumbrados en otras pelis de animación de Batman, y que ayudan a considerar esta película como una entrega más del mismo universo.
Salvo por la absurda intrepidez de las batallas, que incluyen enormes castillos feudales transformados en robots gigantes, y algún recurso casi mágico propio de series como Ultraman o Bioman, la película es un entretenimiento sencillo con un complejo trabajo de diseño y animación. Lo mejor de todo: el cruento y visceral combate a espadas entre Joker y Batman al final, tan trepidante y agresivo que casi sube el tono de madurez. Pero sólo casi.
Esperamos que podáis disfrutar de estas dos películas, muy distintas pero con una sobrada calidad en los aspectos que más interesaban a sus respectivos creadores.