Javier Sermanz, un compañero que siempre nos trae lo mejor, de entre lo suyo propio y otros autores que conoce, nos presenta hoy otra entrega del gran personaje que es el joven ladrón Ládir manos-ágiles, creado por el misterioso autor de los años 80, Dale Harvey.
Ládir y el Alquimista, la primera entrega de las aventuras de este personaje, podéis encontrarla aquí mismo, y en Lektu junto a otras entregas recuperadas por Sermanz.
Como ya hicimos con Ládir y el Alquimista, para esta entrega queríamos redactar una nueva reseña, aunque fuera corta, que hiciera justicia a su publicación en esta página web. Sin embargo, aún no hemos tenido tiempo de leerlo, y no queríamos posponer más su salida a la luz. Aun así, próximamente la analizaremos como se merece, por supuesto.
En esta nueva entrega, algún tiempo después de enfrentarse al Pandemónium desatado por el anónimo alquimista loco de su anterior aventura, Ládir adopta, como nuevo miembro para la banda de pillos a la que pertenece, a un inexperto pero decidido muchacho de nombre Randor.
Junto a la nueva perspectiva que les proporciona la novedad de este nuevo compañero, el viejo buhonero que suele entretenerlos y tentarlos con fechorías de todo tipo con las que sacar algo para seguir malviviendo, les propone a todos un nuevo desempeño: algo, según dice el taimado anciano, que solo es propio de hacer por hombres hechos y derechos.
Un poco heridos en su orgullo, Ládir, Randor y los demás se proponen aceptar el encargo, con una serie de cartas dibujadas a mano por el buhonero, como toda ayuda. Unos objetos, que, según el anciano, les traerán fortuna en todo lo que se propongan…
En esta nueva entrega, algún tiempo después de enfrentarse al Pandemónium desatado por el anónimo alquimista loco de su anterior aventura, Ládir adopta, como nuevo miembro para la banda de pillos a la que pertenece, a un inexperto pero decidido muchacho de nombre Randor.
Junto a la nueva perspectiva que les proporciona la novedad de este nuevo compañero, el viejo buhonero que suele entretenerlos y tentarlos con fechorías de todo tipo con las que sacar algo para seguir malviviendo, les propone a todos un nuevo desempeño: algo, según dice el taimado anciano, que solo es propio de hacer por hombres hechos y derechos.
Un poco heridos en su orgullo, Ládir, Randor y los demás se proponen aceptar el encargo, con una serie de cartas dibujadas a mano por el buhonero, como toda ayuda. Unos objetos, que, según el anciano, les traerán fortuna en todo lo que se propongan…
En esta nueva entrega, algún tiempo después de enfrentarse al Pandemónium desatado por el anónimo alquimista loco de su anterior aventura, Ládir adopta, como nuevo miembro para la banda de pillos a la que pertenece, a un inexperto pero decidido muchacho de nombre Randor.
Junto a la nueva perspectiva que les proporciona la novedad de este nuevo compañero, el viejo buhonero que suele entretenerlos y tentarlos con fechorías de todo tipo con las que sacar algo para seguir malviviendo, les propone a todos un nuevo desempeño: algo, según dice el taimado anciano, que solo es propio de hacer por hombres hechos y derechos.
Un poco heridos en su orgullo, Ládir, Randor y los demás se proponen aceptar el encargo, con una serie de cartas dibujadas a mano por el buhonero, como toda ayuda. Unos objetos, que, según el anciano, les traerán fortuna en todo lo que se propongan…
