16 abril, 2024

Una reseña de María Larralde.

Dicen de él que ha inspirado corrientes enteras de pensamiento y eso es decir mucho de alguien, a posteriori, cuando ya no puede defenderse.  Y no solo eso, sino que, en lengua española, su apellido Kafka es utilizado para definir una situación u hecho imposible y extraño: “eso es kafkiano”.

Vaya usted a saber si estos intelectuales lo necesitaban para justificar su existencialismo y escepticismo ante el mundo, la vida y el individuo, o si verdaderamente él representaba en algún grado ese papel de intelectual atormentado en búsqueda del sentido de la vida.

dibujo kafkaLo que sí  me parece verdaderamente relevante es, y es lo único que quiero comentar de su biografía, que deseara destruir todos sus escritos. Seguramente llevado por ese pesimismo o por el simple hecho de que pensara que no valían nada como obra literaria.

En cualquier caso, no quería trascender.  Hay quien busca, toda su vida, ser alguien reconocido en su carrera literaria, y hay quien escribe porque no sabe hacer otra cosa o porque lo necesita como comer, beber y dormir. Supongo que este último es su caso.

Sin embargo, y a su pesar, es imposible no sufrir un cambio tras leer este relato llamado La Metamorfosis, relato sobre el que voy a comentar mis propias impresiones.  Y esto me lleva a dar gracias de antemano a  Max Brod, ya que de no haber sido por este enemigo, que publicó fielmente sus obras, no podría Kafka ser motivo de reseñas, publicaciones, tertulias, corrientes ni contracorrientes culturales de ningún tipo,  y quizá Borges, Márquez, Camus, Sartre, y otros muchos, no serían lo que son…  ¿el mundo hubiera sido otro sin Kafka? No, y él sabía que no.

Pero, al grano:

¿Qué tiene, en concreto,  este relato que lo hace tan especial? Desde luego es tan distinto a todo lo que uno pueda leer que lo hace merecedor de estar en el pódium de la literatura universal como uno de los mejores relatos de todos los tiempos. Y eso, para empezar.

Miles de obras todos los días intentan ser originales, distintas, creativas, impactantes, aterradoras, emocionantes…pero pocos lo logran, y no porque no se les pueda considerar buena literatura sino porque lo intentan de manera impostada. Sinceramente no creo que nadie pueda ser original porque lo intente. Hay quien es capaz de expresar de manera natural aquello que todos sabemos y no logramos expresar. Con este escritor tenemos este caso clínico: es escritor como el que es un enfermo de hemofilia, lo sufre. No es posible no mostrar signos y síntomas: es escritor a su pesar.

Por eso este relato es de una escritura fácil y sencilla. Es un argumento lineal sin rodeos, sin demasiada ambientación de escenarios. Es un lenguaje directo, no vulgar, sino capaz de mostrar lo que es, como realmente es. Y es que afirma, desde el principio, que algo que parece un sueño, no lo es. Es la mismísima realidad imponiéndose a la razón. Y ahora viene lo bueno:  uno lee el primer párrafo de la obra y no cree que sea posible que alguien haya tenido esa genial idea, y yo creo que no lo es, que no es una idea original creativa del autor, creo más bien que es algo vivido, es algo que ha sentido, y por esa razón el escritor es capaz de mostrarlo con tal desnudez, naturalidad y bestialidad.

“Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación con el grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto.

– ¿Qué me ha ocurrido?”

Y lo siguiente que le viene a una a la cabeza es pensar qué hubiera hecho un personaje de cualquier otro escritor ante tal situación que revierte el orden del mundo.

“¿Qué me ha ocurridooo?”

No, ¿a que no? Cualquier otro habría montado una escena de estupor, malestar, horror, angustia, aturdimiento… pero no, el Gregorio de Kafka se dedica a pensar sobre su nuevo estado físico  como el que despierta y dice: “me duele la barriga”. Y eso, eso es lo que hace grande esta obra. Porque muestra cómo ese hombre está inmerso en una serie de circunstancias que le hacen ser lo que es, un simple insecto. Sé que os quejareis de que esté haciendo spoiler, pero no tenéis derecho a quejaros porque, o ya habéis leído esta obra o lo vais a hacer igualmente. Si no es así os estáis perdiendo la aventura de pasar una serie de momentos (que ya sí que no os voy a contar) cuya intensidad emocional y narrativa son deliciosas. A mí, personalmente, a pesar de todo lo que se haya dicho sobre La Metamorfosis, esta obra me parece una gran sátira… es tan sumamente irónica que me imagino al autor desternillándose de risa mientras la escribe, pensando en el efecto sobre un posible lector desprevenido.

Es, a su vez, trágica pero no es una tragedia al estilo clásico en la que los personajes entran en relaciones turbulentas y oscuras sino todo lo contrario, nos muestra cómo los hombres podemos aceptar cualquier realidad, cualquier situación, hasta la más grave y aberrante,  y normalizarla hasta el punto de que parece que “no pasa nada”. Gregorio Samsa es un insecto, pero seguimos con nuestras vidas como si tal cosa. Esto es una verdad hecha novela. Una verdad rotunda, sin fisuras. El hombre acepta cualquier realidad por aberrante que sea, la Historia está llena de ejemplos y nuestras vidas personales también.

Y si pensamos en la cantidad de personas que murieron atrozmente asesinadas en las guerras que este escritor vivió, o si pensamos en nuestra propia realidad actual tanto personal, social, política etc… nos damos cuenta de que en este relato, y en otros del autor,  está mostrándonos lo que todos ya sabemos: que no pasa nada, pase lo que pase.  Y después de un recorrido de penitente por su propia existencia, el relato, acaba igual que comienza: “aquí no ha pasado nada”. Sigamos con nuestras vidas como si nada. El final es duro, uno de los finales más duros que he leído. desolador, frío, un final de unos padres que han perdido a un hijo al que han usado toda su vida y miran al futuro, el fututo encarnado en una hija a la que también piensan usar en su beneficio. ¿Te das cuen?

Por mi parte decir que fue el relato, en su momento, que más me ha impactado de todas mis lecturas porque sigo sin comprender cómo a alguien se le pudo ocurrir una idea así, y escribirla. Comprendo su ánimo de destruirla, esa y todas las demás, y creo que cualquiera en su sano juicio, hubiera pensado igual.

¡Que os deis de bruces con la verdad!

Franz Kafka – La Metamorfosis

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