Una reseña de Rubén Mesías Cornejo.

Soy ajedrecista, pero jamás abriría el juego con un gambito de nombre tan siniestro ( pues parece que la combinación de sonidos Von Goom guarda una fuerte similitud fonética con palabra inglesa Doom la cual significa “fatalidad”) porque emplearlo propiciaría la aniquilación del rival, alentando su destrucción tanto física como intelectual, y todo ello sin mediar una verdadera combate mental sobre el tablero. ¿No les parece a los lectores que hacer eso atentaría contra la esencia deportiva del ajedrez?