Un relato de Mamá Molotov

“Eso me dijo nada más casarnos. Las maletas en el suelo, las llaves en la mano y él diciendo esas palabras al oído, medio susurradas, pero gritadas en mi interior.
Un ligero temblor que sería apenas perceptible para el resto del mundo, eran sacudidas violentas en mis nervios… La llave sin entrar en la cerradura, como queriendo advertirme de lo que me esperaba. Una casa, con olor a nueva, esperando el regreso de un viaje de novios que fue una pesadilla. El sonido de un grifo goteando mientras me penetraba una y otra vez. Y su aliento a vinazo envenenándo el aire que me rodeaba. El alcohol por fuera y su pene por dentro. Pobre niña rica: ver oír y callar.