Fue el cosmopolita y elegante inglés Horace Walpole quien le dio forma definitiva a la literatura macabra y se convirtió en su autentico fundador. Amante de los romances y los misterios medievales, Walpole, que residía en un pintoresco castillo de estilo gótico en Strawberry Hill, publicó en l764 El castillo de Otranto, una novela de argumento sobrenatural que, con toda su mediocridad y falta de convicción, estaba destinada a ejercer una influencia, casi sin precedentes en la literatura fantástica.