EL PELIGRO DE SUBESTIMAR LA ESTUPIDEZ

 

Jebediah Morningside o El Hombre Alto, como era conocido por todos, mantuvo esa postura encorvada e inmóvil permaneciendo impasible y amenazante ante el cyborg Marciano. Ninguno de los otros se atrevía a decirle nada. Solo Venus era capaz de medirse con él, pues ella ni miedo ni respeto podía sentir ni tener por ningún motivo y menos por nadie (aunque ese nadie fuera un nadie cuya naturaleza no fuera concretamente conocida por nadie y, justamente por eso inspirara, no ya miedo en todos, sino terror profundo e insondable, por desconocido). Pero no le dio tiempo a reaccionar cuando éste, en un movimiento imperceptible para el ojo humano, se plantó delante del cuerpo tirado sin vida de Cami, acercó su cara a la de ella y comenzó a extraer, por medio de una succión sin contacto directo, un éter amarillento por boca, nariz, ojos y oídos de la joven, que comenzó a envejecer de modo acelerado hasta convertirse en una especie de cadáver descompuesto ya en forma de restos humanos.