por Elmer Ruddenskjrik

Un relato inspirado en The Crow, la película.

Cuando el sosiego, la calma y la habitualidad se vuelven a imponer tras una gran convulsión nadie espera lo peor…

El local permanecía abierto a altas horas de la madrugada. Como de costumbre, Mickey esperaba hacer dinero vendiendo perritos calientes, hamburguesas, Coca—Colas y cafés en vasos de papel para los policías que, a distintas horas de la noche, y según les acercaban sus rutas de patrulla a la zona, pasaban para repostar sus organismos y poder aguantar así los turnos de ronda nocturna, que se les hacían largos como un día sin pan.