Después de la Tercera Guerra Mundial, las Casas Madres relegaron el poder de los Gobiernos a un segundo plano, tomando el control de los planetas colonizados del Mundo Exterior. La robotización industrial —que tanto auxilio prestó a Estados Unidos durante el conflicto— cobró una importancia desmesurada: los fondos económicos de las grandes corporaciones se destinaron a la construcción de nuevos prototipos de combate.