Detesto francamente los ruidos, pues creo que su sola irrupción es capaz de desencadenar las peores catástrofes imaginables. Sé que resulta difícil evitarlos pues no controlo el origen de todas sus fuentes potenciales, además algunas de ellas se encuentras fuera del espacio acotado al que otorgo el nombre de “ hogar” ; sin embargo hago lo posible para que dentro de mi territorio los ruidos fuertes se produzcan en menor medida.