27 julio, 2024

Reseña combinada por María Larralde y Elmer Ruddenskjrik

 

Si queréis pasar un rato entretenido dejad de leer a Márquez y entrad por la puerta grande del Pulp. Ahora ya no valen las excusas tipo “tengo que parecer un listillo”, ahora tenéis la oportunidad de pasarlo en grande con este arte, la escritura, porque si quisierais leer literatura para aprender, para ser más sabios de lo que ya sois, estaríais muy mal de la cabeza.

Vamos a decirlo de una vez: leer para pasarlo bien, leer para sentirse fascinado, leer para emocionarse, leer para pasar el rato, leer para que te cuenten un cuento, leer para dormirte, leer para no escuchar a tanto tonto, es leer a J.C. Rosa.

Y es que su estilo directo, fresco, ameno, y su narrativa de acción trepidante se desarrolla desde el inicio con mucha dinámica pero es capaz, a un mismo tiempo, de detenerse en los personajes, en sus relaciones personales, el tiempo suficiente como para que el lector entienda con quién está tratando.

Tuvimos la oportunidad de leer a este autor cuando le conocimos en el Ateneo Cómic, de Alicante. La presentación de su compendio de relatos a lo pulp nos dejó boquiabiertos porque su capacidad oratoria no queda atrás de su arte literario. Una presentación de La Onomatopeya del Ladrido basada en el humor, en la ironía, en la labia fresca y, sobre todo, basada en la fe que el propio autor tiene en sí mismo y en sus posibilidades.

Alguien con talento es difícil de conocer, y como comprobaréis en esta reseña, J.C. Rosa es talentoso de cojones.

 

Primer relato

En busca de Wonderland.

No os contaré la historia, la trama, ni siquiera un poco, porque para conocer lo que se os cuenta en un relato no están las reseñas. Leedlo vosotros. Pero deberías saber que si los zombis son un género, este relato de zombis rompe el molde de ese género para convertirse en una especie nueva. No lo digo porque sea un relato vacío de clichés sino justamente porque su uso es completamente retorcido, como debe ser.  

No hay nombres, no hay presentaciones, no hay descripciones ni metáforas que nos acerquen de manera emocional a los individuos que viven en este relato. Viven y sobreviven porque eso es lo que hacemos todos, ¿no?.

Los buenos. Ellos son, un hombre que es alto, el Hombre Alto, y una mujer de pelo blondo, la Chica Rubia. Se aman, se desean y… nada más os digo. Con ellos entenderemos que para amarse no hacen falta tantas “milongas”, pero quizá sí un Apocalipsis.

El malo. El malo del cuento es y se llama Villano, como bien es sabido no hay una historia que sea divertida o incluso entrañable sin un buen malo. Este malo es ajeno a su maldad, simplemente es tan buena gente como los buenos solo que él no sabe nada de sí mismo en este nuevo mundo.

Los zombis, ellos son el escenario y, por primera vez, van a sufrir en sus propias carnes lo que es ser un plato de mal gusto.

Todo es posible en este relato y seguramente sentiréis que os manda un mensaje final, una sencilla recomendación que bien deberíais llevar todos a la práctica si queréis ser felices y comer perdices, para siempre…

 

Segundo relato

La Onomatopeya del Ladrido

La sorpresa es lo primero que me vino a la mente cuando comencé a leer este relato. Un relato cuyo narrador, en ocasiones, le habla al lector como si estuviera presente en la misma habitación que él, contándole un cuento o historia que, de alguna forma, ha llegado a sus oídos.

Es un relato de aventuras o una gesta, más bien, al estilo clásico. Un tanto de manera peculiar, pero para mí esta historia es una gesta. Hay héroes que están viajando, buscando el sentido o sinsentido en sus vidas y que en ese viaje descubren o viven situaciones inesperadas, se encuentran con seres increíbles, imposibles, fantásticos o simplemente humanos tarados. Hay villanos o seres oscuros que quieren destruir el mundo. Y hay un desenlace final tras el viaje y la hazaña, más o menos voluntaria.

En un estilo fresco y directo, sencillo pero lleno de trascendencia, el autor desvela muchas ideas interesantes sobre la vida, las relaciones, el amor, la muerte, la importancia de las decisiones, la sociedad…

Es  del todo interesante cómo  es capaz de enganchar al lector con una rocambolesca historia que se recorre a través de las aventuras del intrépido y rarito Celonio junto a una compañera inesperada.Celonio se va a comportar como un buen desajustado social, como un personaje de una historia que recuerda a los dibujos animados tipo Tom y Jerry, el Coyote y Correcaminos,  trepidante y loca, absurda y llena de verdades expresadas a la carrera.

Pero cuando entra en juego el segundo protagonista de la historia, Berilio, cuya historia es igualmente intrigante, loca, extraña y muy bizarra, comienza una suerte de intensos acontecimientos que llevan al lector a descubrir la auténtica gesta.

Me ha encantado lo inverosímil de su trama que, justamente por ello, engancha, divierte, e incluso, al menos en mi caso, te entristece en muchos momentos.

Por hacer que me haya sentido inmersa en esta loca aventura, considero que este relato es una obra mayor de J. C. Rosa sin menoscabo de las futuras. Me ha enganchado y sorprendido, y para mí, el factor sorpresa es fundamental en lo que leo, porque no me gusta aburrirme leyendo. Es, sin duda, una gran obra.

 

Tercer relato

La venganza de Caperucita

 

Esta nueva historia representa una original manera de sacarle partido a un cuento clásico, de maneras que serían ejemplares para el trillado circuito del cine de superproducciones: un relato que presenta inquietudes cercanas, que plantea dilemas morales y hasta dudas existenciales, sin olvidarse de que sigue siendo parte de un cuento y, con ello, tomando y utilizando elementos fantásticos. ¡Ah!, y sin olvidarse por el camino de darnos algo de acción en forma de “carnaza” (y nunca mejor dicho).

La rutinaria y monótona vida de Caperucita, que vive en pareja con el cazador que años atrás la salvó del Lobo Feroz, es la pólvora que arderá con la chispa de un detonante que les reservo a los lectores. Ello dará lugar a una cada vez más tensa trama de revelaciones y manipulaciones, un auténtico culebrón de los mejores que se desenlaza de una manera tan terrible como lógica… e incluso reparadora, diría yo.

Esta historia es la que más se aleja de la física de dibujos animados representada en todos los demás relatos, y aunque mantiene una narración divertida que invita a la lectura con una constante sonrisa, establece una atmósfera más coherente con el drama que se desvela, en el que sentimos a los personajes envueltos en peligros físicos y emocionales más realistas, y que consigue con ello una mejor inmersión, mayor empatía en cuanto a lo que sea que les pueda suceder.

Además de ello, los personajes por sí mismos me han parecido muy bien construidos, representados a la perfección por sus actos y sus diálogos. La que creo la manera perfecta de concretar su personalidad, sin más ni menos.

 

Cuarto relato

El incidente de Belén

 

En este relato el autor nos presenta una versión de lo que puede que haya podido suceder la noche que los famosos tres reyes magos acudieron a agasajar al profetizado Rey de reyes. Melchor, Gaspar y Baltasar llegan a Jerusalén con la mejor de las intenciones, pero la larga cola de campesinos y pastores que parece no avanzar nunca hace perder la paciencia a Melchor, y empieza a colarse a base de empujones y codazos tan desconsiderados que la muchedumbre no tarda en volverse contra él. En ese momento descubrimos que resulta ser un maestro de artes marciales, al que no le cuesta demasiado deshacerse de todos los agresores hasta que él y sus dos compañeros se quedan solos y pueden presentar sus respetos al niñito Jesús.

La cosa debería haber quedado bien, pero al señor Dios se le antoja una irreverencia el comportamiento de Melchor, y lo condena para los restos a ser perseguido por todo bicho viviente. La narración se convierte en una nueva versión inesperada de historia de las muchedumbres poseídas al estilo de cualquier película de zombis, infectados o la saga de pelis Demons, pero con un estilo más campechano: todas las personas hacen vida normal hasta que ven aparecer al rey Melchor, al que intentarán apalear hasta la muerte a no ser que lo vuelvan a perder de vista.

La trama es sencilla pero el autor se las arregla para mantenernos en vilo en una persecución que dura cerca de un año y en la que mientras tanto vamos descubriendo cómo ha llegado a obtener Melchor sus dones en repartir galletones, cómo viven los demás seres del mundo su odio Divino hacia el protagonista, e incluso queda tiempo para enterarnos de cómo les va a los otros dos Reyes Magos, recompensados por su paciencia y saber estar allí donde falló en su día su compañero.

Este nuevo relato sin duda guarda más similitudes con “En busca de Wonderland” en cuanto al ritmo y el tono de humor de las escenas, pero sin resultar tan caricaturescas. Aunque las escenas de acción resultan tremendamente exageradas, sus consecuencias son tan devastadoras y terribles que son propias de las mejores pelis de espadas de los años 70 de Hong Kong. Además de eso, la odisea de Melchor da para que él mismo se pregunte acerca del especial criterio de Dios en cuanto a quién debe morir o vivir y en qué momento, dejándole al lector la posibilidad de dilucidar la respuesta como quiera… o de ni intentarlo, directamente.

Como amante de las películas de Kung Fu de cualquier ámbito (desde las modernas “Matrix” a las idas de pinza como “Kung Fu contra los 7 vampiros de oro”) este un serio homenaje al mejor cine de acción y una consolidada prueba de que cualquier locura, bien desarrollada, es posible. Una historia con la que a uno se le pasa volando el tiempo entre patadas voladoras y revelaciones íntimas de lo más jocosas por parte de personajes principales y secundarios.

 

Quinto relato

De amor y reencuentro

 

Este último y breve relato es más bien un pequeño extra. En él, y de maneras muy breves, se nos relata una cena entre dos viejos amigos que fueron novios en su temprana juventud. El relato detalla cómo su encuentro pasa de la incómoda indiferencia, de ese no saber qué decir tras tanto tiempo, al redescubrimiento de aquello que ya no recordaban que les atraía tanto al uno del otro.

Esta resulta una esperanzadora y reconfortante historia, contada con detenimiento a pesar de su brevedad, y que nos sume en una merecida sensación de bienestar tras las locas y sangrientas aventuras de la mayoría de los relatos anteriores. Eso sí… el final, es digno del resto del libro.

 

No hay más que decir sin poder empezar a destriparos cada una de las historias, las cuales deberíais leer vosotros mismos. Desde Historias Pulp recomendamos con ganas este libro, lleno de sentido del humor, ideas inesperadas y una narración que se libra de los adornos para hacer a sus personajes absolutos protagonistas. Es el pulp de toda la vida… pero bien hecho.

Aquí podréis encontrar más información sobre este libro de mano de su propio autor así como la manera de hacerse con un ejemplar digital o físico. Además, en su blog leeréis sus reflexiones, qué proyectos proyecta (valga la redundancia) y otras muchas cosas.

http://jotacerosa.blogspot.com.es/p/la-onomatopeya-del-ladrido.html

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