16 abril, 2024
Algernon Blackwood

Si hay algo que me llamó la atención de este escritor fue su nombre, ¿a quién no? Después, me puse a investigar quién era este prolífico escritor tan admirado por el Príncipe Oscuro, del que llegó a decir sobre su relato Los Sauces, que era el mejor relato de terror de todos los tiempos. Cierto es que Los sauces es un relato que llena al lector de un vacío ante la naturaleza y los espíritus o seres que habitan en ella completamente desolador, sin embargo, y en mi modesta opinión, El Wendigo supera al anteriormente mencionado relato a pesar de que la base de la trama del mismo es muy similar en cuanto a escenarios y personajes.

Algernon BlackwoodNo os voy a contar el relato, sería absurdo, debéis leerlo para poder saborear lo que a continuación leeréis pero además, es una lectura que seguro os suscitará muchas más emociones de las que yo os pueda sugerir aquí.

Para comenzar el narrador cuenta la historia de oídas, es un relato contado por otro, y ese otro vivió los hechos que se cuentan, en primera persona… Se deja entrever, de esta forma tan sutil,  cómo los hechos podrían ser los que se cuentan, pero al lector le quedará siempre la duda, desde el inicio, de si la historia será fehaciente o meros rellenos de recuerdos fragmentados a forma de mosaico de una memoria colectiva.

Otra peculiaridad, al menos lo es desde la mentalidad de los lectores actuales del género, es que desde el principio nos está dando entrada a un desenlace fatídico. Está presagiando la desgracia, la tragedia que se va a producir y que por falta de aceptación de la intuición humana esos hombres se niegan a prevenir. Y sin embargo, esto, en lugar de eliminar el interés lo aviva en el lector porque sabe que algo terrible va a pasar, pero ¿qué?, ¿qué es aquello que se percibe por los hombres pero que ni se ve, ni se escucha, ni se huele… que no se percibe con los sentidos humanos?

Pero las advertencias están ahí, el viento lo está diciendo y los hombres que están más cercanos a la naturaleza, por menos civilizados, lo intuyen. Y aquí comienza la historia verdaderamente, porque eso es el Wendigo, ese viento frío perdido en las cumbres de los frondosos, milenarios, gigantescos, oscuros y enmarañados bosques, esa ráfaga de sutil hedor que atraviesa en un primer momento el campamento acechándolo. Sin embargo no es nada, es solo eso, el viento.

Algernon adorna mucho menos este relato en comparación a otros de sus escritos, es una lectura sencilla, ligera, verdaderamente ambientada de manera más profusa a partir del segundo capítulo, en el que toda la aberrante y extraña naturaleza se muestra ante el lector como inhóspita, amenazante, lejana, y solitaria. Una naturaleza violada por los hombres ávidos de aventuras y experiencias excitantes ¿Pero qué es el hombre? Los hombres pierden en ella su estatus. No hay señor, no hay sirviente. Todo queda disuelto porque la naturaleza no hace distinciones y en ella somos nada.

Un relato verdaderamente aterrador psicológicamente, que va aumentando la angustia del lector subiendo el tono emocional por momentos y, sin embargo, no acabaremos de leerlo sin pensar ¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado? ¿Es posible que “algo” intangible sea suficientemente poderoso como para arrebatarnos la cordura y la vida?

Y por fin, al terminar la lectura, descansamos al ver que, por suerte, somos seres civilizados y alejados de esa aterradora, feroz y lejana naturaleza que aparece tan hermosa en cuentos, relatos, canciones y poemas pero que en realidad nunca jamás nos tuvo en cuenta, que no nos necesita y que será, cuando los hombres no existamos, la misma que siempre fue: nada.

Os recomiendo leer este relato algún día de esos en los que de manera alegre y simpática salís al campo en busca de un reencuentro con la paz de la naturaleza, que buscáis alejaros del ruido de las ciudades para aliviar las tensiones que el mundo civilizado produce en el hombre moderno. Mejor si lo leéis  si es de noche, a la luz de una hoguera y con un cielo, a ser posible, negro como azabache. No diréis que no os lo he dicho…  ¡cuidaos de los vientos que repentinamente cambian de rumbo y os acercan a los sentidos olores sutiles e indescriptibles sensaciones de extrañeza…!

¡Que las paséis canutas!

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Para completar la lectura, y a pesar de que es un corto de una serie  de terror televisiva estadounidense que muchos conoceréis, os dejo el enlace del capítulo de la misma llamado “Estar en los huesos” (“Skin and bones”, en inglés). Es un corto excepcional del director de terror  Larry Fessenden, magistralmente interpretado por Doug Jones, (Batman Returns, Mimic, Hellboy, Laberinto del fauno, La cumbre escarlata… entre otras muchísimas películas), cuyas interpretaciones son verdaderamente magistrales y en este caso, para mí, realiza un trabajo de interpretación del Wendigo imposible de superar. Espero disfrutéis.

doug Jones

Terror en estado puro. Estar en los huesos. El Wendigo.

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