29 marzo, 2024

Normalmente dedico mis comentarios a un juego en concreto porque lo más importante es la experiencia en sí, y porque lo más normal es que un producto sea accesible desde varias plataformas distintas o mediante trucos como la emulación. Pero sí, en esta entrada voy a dar mis impresiones sobre Stadia, una idea sobre la cual, desde que empecé a leer las primeras cosillas, se cernía mi expectativa con cierto temor por estar siendo, en realidad, un iluso, pero auténtica ansia porque todo aquello pudiera ser cierto.

Ante la perspectiva del lanzamieto cercano de una oferta muy parecida y potente como era el anunciado Project X Cloud de Microsoft, un servicio incluido en la suscripción de GamePass Ultimate (y de la cual disfruto, como amante de los videojuegos no podía ser de otra forma) mi codicia por adquirir cuanto antes toda nueva tecnología parecía irracional, más aún cuando me había prometido a mí mismo no adquirir más consolas de videojuegos tras la última Playstation 4.

Stadia, en su lanzamiento, se presentaba como un ingenio revolucionario en la forma de un único mando, con conexión Bluetooth y Wi-Fi, y un dispositivo Chromecast Ultra con conexión por HDMI para enviar a la tele la transmisión de los videojuegos de manera directa por streaming, del mismo modo que durante más de una década se lleva haciendo desde YouTube, diversas páginas de películas y, últimamente, por parte de los servicios profesionales de suscripción como Netflix, HBO o Amazon Prime Video. Stadia, con ambos dispositivos, cuesta aún 129 euros, y prometía dos meses del servicio Stadia Pro durante dos meses para poder comprobar sin gasto adicional si la idea de transmitir juegos desde la nube a nuestros hogares era realmente funcional y lo bastante satisfactoria.

Ha sido justo a principios de este mes cuando, por simple curiosidad, he ido a comprobar datos sobre Stadia, para saber de qué manera se podía jugar al descubrir poco antes (y tarde, he de reconocer) que para probar el servicio Project X Cloud de Microsoft no necesitaba un mando oficial inalámbrico de la Xbox One con Bluetooth, sino que bastaba con tener cualquier mando con conexión por Bluetooth. En la página oficial de Stadia leí enseguida y con creciente emoción que podía igualmente prescindir del mando oficial de Stadia si no quería usar Chromecast Ultra para transmitir al televisor, así que me registré enseguida recibiendo los dos meses gratuitos de prueba de Stadia Pro.

Stadia enseguida poner entre sus recomendaciones la de utilizar una red Wi-Fi de 5Ghz siempre que sea posible, pero el portátil que utilizo no reconoce este tipo de redes, así que tuve que probarlo usando la convencional de 2,4 Ghz, y además teniendo en cuenta que en casa somos cuatro y quien más quien menos, prácticamente usamos la red al mismo tiempo ya sea a través de móviles u ordenadores. El resultado de mis primeras experiencias lo pongo a continuación.

He de comentar, sin embargo, que antes de poder probarlo yo mismo, comprobé en algunos tendenciosos canales de YouTube cómo después de recibir de regalo Stadia por parte de Google (que se lo enviaba a canales con alto número de suscriptores, obviamente con fines promocionales), estos probaban los juegos usando la mejor red inalámbrica disponible y las mejores y más grandes pantallas, con los juegos funcionando a pleno rendimiento y aún decir a quien pudiera ver el vídeo que aquello funcionaba mal, y que la calidad de imagen era paupérrima.

En los vídeos que acompañan esta entrada es posible ver que Stadia, con mi red Wi-Fi de 2,4 Ghz, da algún que otro tirón en algunos momentos, o que reduce la calidad de imagen, pero todo ello al servicio de ofrecer una respuesta de juego instantánea e ininterrumpida que para mí, que ya de niño soñaba con esta posibilidad, es casi como cosa de magia.

Con la suscripción de Stadia Pro, similar a la del Game Pass de Microsoft, es posible jugar gratis a una variada pero pequeña (en comparación) línea de juegos. Durante dos meses, es posible jugar gratis a todos ellos antes de decidirse a seguir pagando la suscripción de 10 euros al mes. La alternativa es adquirir directamente los juegos deseados y disfrutarlos vía streaming sin pago adicional.

Por el momento, he probado dos de los juegos que mejor servían para darme una idea de si la respuesta del servicio era adecuada para jugar cómodamente: uno de carreras, el fantástico Grid de Codemasters (con reminiscencias del Forza Horizon de Microsoft, pero no es algo que lo desmerezca), y otro de acción, como es Destiny 2. Destiny es un juego que jamás habría adquirido tras la agridulce experienca de haber comprado y jugado el primero en Playstation 4, pero incluido en Stadia Pro me reportará muy buenos momentos, he de admitirlo.

Por otro lado, he ido avanzando en el clásico Panzer Dragoon de Sega, uno de esos juegos que acompañaron el lanzamiento de la Sega Saturn en 1995 y que siempre envidié al ver sus imágenes en las revistas de videojuegos. He descubierto por la experiencia que en él se inspiraron los de Cavia cuando crearon las escenas de vuelo en dragón del insólito Drakengard de Playstation 2, sin duda las mejores partes del juego. Por otro lado, y reconociendo que el sistema de juego no difiere mucho, sigue siendo muy superior en espectacularidad y jugabilidad el Starwing o Star Fox de la Super Nintendo, lanzado en 1993. Pero al menos ahora puedo compararlos, y es una cosa más que, personalmente, agradezco al catálogo de Stadia.

A veces, los más sencillos servicios de streaming de vídeo sufren parones y problemas de calidad puntuales, pero Stadia ofrece una experiencia interactiva inmediata, prácticamente eliminando las pantallas de carga por minutos que adolecen las consolas en algunos juegos, y con una respuesta sin retraso a cualquier movimiento del control, en este caso un mando de cable compatible con Xbox One que compré hace tiempo entre el catálogo de Amazon Basics. No sé qué tecnología utiliza Google para hacer posible lo de Stadia, pero lo cierto es que Project X Cloud de Microsoft, con la misma red en mi móvil Android (el único dispositivo en que pude probarlo por ahora) no consigue ofrecer una conexión estable para probar en condiciones ningún juego (aunque fue emocionante ver moverse, aunque a tirones, Gears 5 en mi sencillo teléfono).

Con Stadia (y Project X Cloud, dicho sea de paso), no hay que preocuparse del rendimiento gráfico del ordenador, solo disponer de Internet estable, y cualquiera puede probarlo por sí mismo durante los dos meses gratis que ofrece Stadia. Entiendo que las críticas contra Stadia tienen más que ver con la pretensión de monopolio de otras compañias dedicadas a los videojuegos, especialmente por Sony con la marca Playstation, pero me parece increíble que haya tanto borrego que no quiera probar por sí mismo las ventajas de poder jugar a videojuegos sin instalar nada, sin depender de tener una máquina potente de cientos de euros, y con las posibilidades de oferta en videojuegos que Stadia podría alcanzar si los usuarios apoyaran unánimemente la plataforma. Pero si pasa con aspectos más fundamentales de la vida en sociedad, no sé de qué me extraño, la verdad.

Aquí dejo mi opinión y experiencia para quien sea, igual que yo, capaz de maravillarse ante el avance de la tecnología en videojuegos, especialmente cuando sirve para hacerla más accesible, rentable y gratificante. Entre Stadia y el servicio Game Pass de Microsoft, es prácticamente imposible pedirle más al mundo de los videojuegos, y todo por muy poco dinero, un precio justo en el peor de los casos. Es cierto que aún compro juegos sin los que no puedo pasar, como Resident Evil 3 Remake, pero estas dos compañías están haciendo maravillas por los aficionados a los videojuegos en los últimos 2 años. Y quien no lo quiera ver, allá él.

Si queréis probar Stadia, solo tenéis que acceder a su sitio web, donde encontraréis toda la información que os pueda interesar:

https://stadia.google.com/home

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