Robocop no fue solo una cinta de ciencia ficción llena de exuberante violencia y un estimulante tono cínico sobre la naturaleza humana, sino que supo plasmar, con una cualidad profética casi mariana, el que acabaría siendo el estado de una sociedad como la nuestra, ya enferma de corrupción a todos los niveles y con una ausencia de moralidad tal que el ciudadano de a pie no sabe hacer más que mantener los ojos abiertos con horrorizado estupor ante el crimen, incapaz de imaginar siquiera que pueda este ser reprimido, castigado ni mucho menos erradicado, convencido de que su lugar como víctima es una cuestión de falta de fuerza y del azar de las circunstancias, cuando debiera ser cuestión de razonables escrúpulos.
A pesar del maltrato de la que sería su tercera secuela y el ligero retorcimiento de su esencia en la nueva versión de 2014, Robocop se puede considerar un símbolo que trasciende el manido término de “película de culto”. El personaje constituye la transmutación post morten del heroísmo, ese que va más allá de la propia vida y regresa al plano terrenal como un instinto puro y cristalizado en diamante de lo que es lo correcto. Porque Robocop no es en realidad una historia de venganza: es el retrato ideal de esa labor vocacional con la que la mayoría de nosotros, siendo niños, fantaseamos a menudo hasta el punto de creerla nuestra futura profesión o de idealizar como personas de infinito respeto a aquellos que ya la ejercen: la del agente de policía. Una labor que ahora se encuentra en entredicho por la flagrante corrupción entre muchos de sus mandos medios y superiores, y por la absurda sumisión de la mayoría de los agentes a las órdenes en contra del interés público, que es la parte, para más inri, que financia su actividad.
Por esto, y por mucho más que ya podremos detallar, queremos rendir homenaje a la película Robocop, uno al que invitamos a todos los autores que lo deseen en nuestro nuevo Concurso Historias Pulp #8. Una oportunidad de dar rienda suelta a la imaginación, las visiones de esperanza, la audaz crítica social, las ansias de destrucción y sangre o a la mayor de las desesperaciones, todo ello quién sabe si fruto de unas irremediables frustraciones o perentorias y procaces pulsiones…
Al fin y al cabo… somos humanos.
BASES DEL CONCURSO:
Las bases son pocas, claras y sencillas:
1.ENVIAR LOS RELATOS:
2. ESPECIFICAR NOMBRE DE RELATO Y AUTOR
3.RELATOS ESCRITOS EN ESPAÑOL
4.SIN RESTRICCIÓN MÍNIMA NI MÁXIMA
5.FORMATO DE FUENTE Y PÁRRAFO SIN RESTRICCIONES
6.ESCPECIFICAR CONCURSO ROBOCOP
7.PLAZO MÁXIMO 15 JULIO 2024