En esta nueva entrega, algún tiempo después de enfrentarse al Pandemónium desatado por el anónimo alquimista loco de su anterior aventura, Ládir adopta, como nuevo miembro para la banda de pillos a la que pertenece, a un inexperto pero decidido muchacho de nombre Randor.
Junto a la nueva perspectiva que les proporciona la novedad de este nuevo compañero, el viejo buhonero que suele entretenerlos y tentarlos con fechorías de todo tipo con las que sacar algo para seguir malviviendo, les propone a todos un nuevo desempeño: algo, según dice el taimado anciano, que solo es propio de hacer por hombres hechos y derechos.
Un poco heridos en su orgullo, Ládir, Randor y los demás se proponen aceptar el encargo, con una serie de cartas dibujadas a mano por el buhonero, como toda ayuda. Unos objetos, que, según el anciano, les traerán fortuna en todo lo que se propongan…