A continuación, un microrrelato cedido por nuestro encomiable compañero Javer Fernando Castillo Naranjo, autor de “¿A dónde van las hormigas cuando llueve?”, una genial novela compuesta de minihistorias cuya reseña podréis leer aquí.
Además, podréis descargaros éste microrrelato en PDF y otros en la sección autores colegas de Historias Pulp, en la que iremos incorporando más relatos prestados por colegas de Historias Pulp.
Y ahora… que comience la función.
Índice
Sueñas, luego existo
Que no se diga que no la amé. Lo hice incluso hasta ese día en que sus sueños se hicieron realidad; y cuando digo sueños, no me refiero a sus deseos, sino al fenómeno onírico como tal.
Al principio lo intenté, aunque no era fácil enfrentarse al despertar con los productos de su subconsciente desparramados por toda la casa. Con paciencia barrí de buen grado las plumas irisadas que cierto día inundaron la vivienda; cazaba y sacaba fuera a las víboras aladas, las cucarachas parlantes y los gatos de tres ojos que se metían por los recovecos de la cocina y los sillones, luego de perseguirla y acosarla en sus pesadillas; recogía los dientes perdidos y los guardaba en un cofrecito por si alguna vez los tenía que necesitar de verdad… Hasta las heces de elefante las aguanté con entereza, pero lo de los sueños eróticos fue demasiado; tener que vértelas con tipos desnudos, sudados y erectos a la hora del desayuno no era la mejor forma de empezar el día.
Le dije que se fuera, con dolor.
Ella se despidió y me agradeció el haberle permitido volverme a ver. Me prometió que nunca volvería a soñar conmigo y regresé a su recuerdo, ese lugar de paredes acolchadas en que habito desde aquel fatídico accidente.
Que no se diga que no me amó.