Hasta luego, nos veremos ayer

por Javier Fernando Castillo Naranjo

 

Si nos encontramos, fue por voluntad de ambos. Tanto él como yo estábamos obsesionados por nuestro porvenir, de ello dependía nuestra decisión de seguir viviendo. Lo había contactado desde hacía una semana y después de muchas pruebas contundentes supe, en verdad, que se trataba de mi otro yo, y no de ese doble que se dice tenemos todos en algún lugar del mundo. No es muy difícil de entender: yo existo en la dimensión A; mi otro yo, en la B. En la dimensión A el tiempo se dirige hacia el futuro; la B es idéntica a la A, un espejo, con la excepción de que en ella el tiempo avanza hacia el pasado.