13 octubre, 2024

Silverio Domínguez era un médico español, natural de La Rioja, que dedicó toda su vida a la bacteriología, especialmente a la investigación y el tratamiento de enfermedades de esta naturaleza. Pero tuvo tiempo para escribir,en 1894,  una obra como “Inverosimilitudes bacteriológicas”, que no es otra cosa que la novelización de sus propios esfuerzos por saber todo lo posible sobre la fiebre tifoidea, introduciéndose en el mundo de las cosas de tamaño microscópico para llegar incluso a interrogar a los microbios, como si de un detective se tratara. 

Lo que es evidente para cualquiera que le guste leer o escribir, es que cualquier artista que se precie describe en sus obras una parte crítica de las circunstancias de su propio tiempo. Silverio Domínguez trató en esta un tema que le inquietaba en lo personal y que buscaba acercar a cualquier profano en medicina a través de una prosa ingeniosa y divertida. Pero en fin, tratar en una obra sobre lo perjudicial de algo que está en la naturaleza, normalmente, no debería molestar a nadie. Sin embargo,  son bien conocidos los nombres de grandes artistas literarios que ya nos advertían en distopías o alegorías de los peligros del control excesivo de un gobierno o de la manipulación de las emociones de la masa de la gente. Es de ilusos pensar que estos autores representaban escenarios puramente imaginarios: lo que hacían era reflejar circunstancias de sus propios tiempos usando elementos o circunstancias imaginarios para hacer tangencial su parecido con la realidad, ya fuera por compromisos editoriales (porque referencias más directas jamás serían publicadas) o para hacer sus relatos más digeribles para las personas, para tratar de traspasar sus prejuicios, para ir más allá de la barrera de sus propios conocimientos y llegar a alcanzar el sentido común de sus conciencias, ese tesoro que suele estar más enterrado que el propio Infierno. Estos autores, que nos constan como más celebrados que leídos, resulta que son considerados ahora como valientes por llevar a sus obras esas vicisitudes que vivían en su propia sociedad o que habían estudiado en otras de su tiempo, y quién lo puede dudar, toda vez que se jugaban sus vidas profesionales, su prestigio o incluso sus vidas por seguir sus propios códigos.

Sería ridículo que nosotros, en Historias Pulp, nos calláramos o mantuviéramos al margen sobre todo lo que está ocurriendo con la pandemia del coronavirus, con todo lo que está revelando sobre la clase política de prácticamente todo el mundo, pero la que en España tenemos una de las muestras más virulentas. En Historias Pulp no le debemos nada a nadie, no dependemos de nadie para publicar todo lo que creamos, y no buscamos ningún beneficio de nada de todo lo que hacemos. 

Por todo ello, sería ridículo e incluso vejatorio para nosotros el mantenernos al margen de lo que está ocurriendo, callarnos la incompetencia y desprecio por la vida humana de nuestros políticos, fingir que todo va rodado porque hay profesionales que les hacen el trabajo sucio aprovechándose de su buena voluntad o profesionalidad, y todo ello mientras pagan a las televisiones privadas para que nos mientan y censuren en las redes sociales utilizando a policías del pensamiento que se adjudican el derecho a nombrar la verdad como tal. 

Cada día, solo en España, mueren miles de personas a causa de esta enfermedad, bastantes más de las que dicen en la tele, y callarnos porque uno o dos cobardes nos lo pide de maneras más o menos malas en Facebook no se concibe en la balanza de cualquier persona que se precie. Nuestros políticos nos dejan morir y se agarran como garrapatas a una vida de comodidad cuando no lujo mientras nosotros vamos por los dos meses viviendo encerrados y habiendo perdidos nuestros trabajos. Y al momento de escribir estas líneas, aún está por ver qué va a ser de nosotros en el futuro inmediato. En el mañana, no dentro de cien años, no en un escenario hipotético en el que la tecnología o la opresión sean tales que ya sea impensable algo peor. 

Estamos viviendo la distopía que cualquier escritor podría haber imaginado, y hablaremos de ello todo lo que haga falta, ya sea porque creamos que la gente debe saber dónde está… o simplemente porque nos sale de los cojones.

Y ahora… ¡que comience la función!

Fiction News, abril 2020, en Lektu

Fiction News, abril 2020

Fiction News, edición de abril de 2020.

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