21 abril, 2025
portada veneno

—¡Joder, Mary Jane! —la regañó Peter, con la voz ahogada por la licra roja que se le apretaba contra los labios, mientras con la mano izquierda tiraba de la muñeca de su propio brazo izquierdo—. ¡Si sueltas ya la navaja, mejor que mejor!

Ella pensó que el hombro se le iba a salir del sitio con la fuerza centrífuga y el peso de su propio cuerpo durante el balanceo con el que Peter la había salvado de estrellarse contra el suelo, allí abajo, donde el simbionte se retorcía furioso y desesperado por la soledad y la venganza. Ella misma acababa de matar de manera un tanto involuntaria y cómica a Eddie Brock, el humano al que el odio común contra Spiderman había unido la abstracta criatura.

Eddie la había zarandeado hacia sí desde el borde de la decimoquinta planta de aquel edificio en construcción, tan sólo para enfurecer más aún a Peter Parker, pero justo en ese momento ella había estado acabando de cortarse las ligaduras de sus manos atadas a la espalda con su navaja retráctil, y él mismo se había hecho apuñalar en el muslo, seccionándose la femoral y rompiendo a desangrarse ridículamente rápido. Se había desequilibrado y tratado de tirar a Mary Jane con él al precipitarse al vacío, pero Peter la había salvado en el último momento, lazándole a las manos un estrecho hilo de su pegajosa tela sintética. Tela que ella misma había cortado sin querer al tener la navaja pegada a las manos por la misma tela que la había salvado.

—¡Es tu tela! ¡Tu tela no me deja! —gritaba ella, rugiendo dolorida.

—¡Pues dejará de ser un problema, porque éste que sujeto es mi último disparo! —le gritó Peter, sacudiendo el mentón hacia su apretado puño derecho, con el que se agarraba a la liana arácnida que les llevaba de nuevo hacia una de las plantas del edificio en construcción.

Ella sintió terror. No quería morir como lo había estado a punto de hacer en las tan rápidas y sucesivas dos ocasiones de hacía sólo unos segundos (chafada contra el suelo), y pese a tener mil viajes en telaraña con Peter a sus espaldas, no podía dejar de mirar con los ojos muy abiertos al estrechísimo espacio entre los pisos del edificio e imaginarse atravesada de parte a parte por el canto de uno de los suelos de hormigón, por mucho sentido arácnido y agilidad sobrenatural que el Increíble Spiderman pudiera tener…

Pero allá iban. Peter soltó la telaraña cerca del punto más alto y lento del largo balanceo, y con ambos brazos libres, tiró de su muñeca un poco más para ponerla ante sí y recogerla con ambos brazos, como si estuvieran a punto de entrar en su hogar de recién casados. Peter aterrizó sin problemas en el edificio en construcción, siguiendo la fuerza de su vuelo en una corta carrera hasta frenarse completamente. Suspiró, y Mary Jane sintió su corto flequillo agitarse con el aliento de Peter, pese a la máscara de tela.

—¿Cuándo me cogerás así cuando debes? ¿Tras habernos casado, ein? —le dijo ella en una sonrisa.

—MJ, llevo un día a todo tren, dame algo de cuartelillo, ¿quieres? —le contestó con humor, dejándola hacer pie junto a él, sin dejar de sujetarla por la cintura.

—¿Cómo tardaste tanto, y cómo es que te has quedado sin telarañas? —quiso saber ella.

—Morris. No sé qué le pasaba, estaba más furioso y espabilado de lo normal, hemos estado como dos horas destrozando parte del puerto…

—¡Vaya! ¡¿Hydroman?! ¡¿Otra vez?! —exclamó ella, frunciendo el ceño pero con una sonrisa—¿Y cómo le venciste?

—Como siempre, mezclándole con cemento rápido —contestó Peter con cansada alegría—. La policía estará ahora separándolo del suelo… Oye, ¿sabes que has matado a Eddie?

—¡Joder, Pete! Fue un accidente, mira —ella levantó su mano derecha, donde parte de la tela artificial mantenía su puño apretado y cerrado en torno a la pequeña navaja—. ¡Tiró de mí y le herí!

—Pues no puedo decir que me apene… Lo que menos ganas tenía era de pasarme otras dos horas pegando saltos y peleando…

—Y la cosa, ¿qué harás con ella? —quiso saber Mary Jane, separándose un poco de él—. El simbionte. ¿Podrás destruirlo? Pensé que me quería comer, cuando me caía antes…

—Estará buscando dónde esconderse… ¡Y ya se me ocurrirá algo!

—¿Sí? ¿Se te ocurrirá algo? —repuso Mary Jane, apretándose de nuevo y acercando su aliento a los labios de Peter bajo la máscara—. A ti siempre se te ocurre algo, ¿verdad, tigre?

—Bueno, ya sabes, a uno le gusta mucho leer y… —empezaba a decir Peter a modo de broma, pero de pronto sintió un fuerte tirón bajo sus pies, como quien retira de golpe una alfombra—. ¡Ualaaa! ¡¿Pero quéeee…?!

El simbionte había subido reptando por las columnas hasta el piso en que se encontraban, se había deslizado bajo sus botas y le arrastraba alejándole de Mary Jane, envolviéndole ya las pantorrillas, las rodillas, sobre los muslos. 

—¡Joder, sí que debe estar cabreado para haber subido tan rápido! —gritaba Peter, agarrando puñados de la negra y viscosa sustancia y tirando de ellos hasta arrancarlos—. ¡Joder, mierda de… puta… cosa…!

—¡Pete! ¡¿Puedo hacer algo?! —gritó Mary Jane.

—¡No! —rugió él, sin dejar de debatirse con el alienígena—. ¡Sólo no te acerques, atrás! ¡Esto es cosa de dos, amor interespecies, tú no entenderías!

—¡Qué gracia, Pete, y qué asco…! —decía Mary Jane sonriendo levemente, pero su voz se interrumpió en un largo grito.

Peter se volvió hacia ella y vio cómo parte del simbionte tiraba de Mary Jane al tiempo que la envolvía como intentaba hacerlo con él. Ella no tenía su superfuerza, y la cosa se extendió con rapidez en torno a ella, aprisionándola por completo, hasta que sólo quedaba su cara al descubierto.

—¡NO! ¡MARY JANE! ¡QUÉ ESTÁS HACIENDO, PUTA MIERDA, QUÉ HACES! —le gritó al alienígena con rabia, intentando aún arrancárselo del cuerpo y avanzar hacia Mary Jane.

El ser se extendió desde debajo de él y desde debajo de ella, y se unió allí en el suelo entre ambos. Su fuerza era mayor de la que Peter recordaba, y sabía por qué. Sentía ya su rabia, cada vez más según le cubría más y más pese a sus esfuerzos. El simbionte estaba dolido y furioso, y al unirse, se daba cuenta de algo que nunca antes había sentido: el simbionte había enloquecido. Peter empezó a poder oír el rumor de un pensamiento que no era el suyo, y que ahogaba el sonido de los gritos de auxilio de Mary Jane.

“Nunca me quisiste aceptar, sólo querías mi poder, y todo el control. ¡Esta mujer, a ella sí la quieres, y por ella pierdes el control! Yo ahora ya no tengo nada… Y yo te lo quitaré todo. Ahora.”

—¡NO! —gritó Peter, sin saber qué hacer, con toda la sustancia ya cubriéndole por entero como a Mary Jane.

Ella le miraba fijamente. Se había callado de repente. Y abrió la boca para hablar, esta vez en apenas un susurro.

—Peter, te quie… —y el simbionte entró a toda velocidad por su boca abierta y por su nariz.

Peter sintió su asfixia y terror transmitidos por el simbionte. Estaba proporcionándole todo el sufrimiento de Mary Jane a propósito. Peter creía que se ahogaba con ella, y que todos sus órganos eran empujados con violencia por la sustancia negra que era el alienígena. Estaba reventando a Mary Jane por dentro, y él nada podía hacer ya. Vio cómo al final los ojos de Mary Jane se salieron de sus cuentas y el fluido negro rezumaba por ellas, convertida su novia en una marioneta rellena.

“Ahora sabes de lo que soy capaz. Lo sé todo de ti. Voy a hacer esto con todo lo que tú conoces. Con todo tu planeta. Y tú no estarás para impedirlo.”

Y Peter intentó de nuevo sacudirse al simbionte mientras veía cómo se retiraba del cuerpo abultado y amoratado de Mary Jane para reunir toda su masa alrededor de él. Y todo se volvió oscuridad y presión. Su poderoso cuerpo cedió a la fuerza de aquel peso casi abisal.

El simbionte constriñó y retorció las extremidades y el cuello de Peter Parker, que cedieron con violentos y sonoros chasquidos. Y lo apretó aún más. Arrancó y expulsó de la abultada burbuja negra que formaba la ropa azul y roja de su traje y se dedicó luego a deglutir con paciencia la carne y el hueso, royéndolos con el roce de su propia sustancia negra hasta volverlos un polvo que luego mezcló con su propia esencia.

Peter Parker sería suyo para siempre. Mientras durara su existencia.

Hasta el fin del universo.

19 de noviembre, 2017

Veneno

Spiderman se bate una vez más contra su visceral enemigo, Venom…

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