Hace casi un año, tuve la oportunidad de disfrutar del videojuego Scorn gracias al excepcional funcionamiento del juego en la nube del GamePass de Xbox, jugándolo alternativamente en una Xbox One y en un portátil. Por entonces, también estaba leyendo la novela Soy Leyenda de Richard Matheson. Los paralelismos entre las dos obras se me presentaron enseguida, a pesar de resultar experiencias bien distintas.
Scorn resulta ser mucho más que el entretenimiento que propone: estoy convencido de que representa fielmente la actitud científica en su expresión más pura y visceral, cuando el ente consciente está privado de todo conocimiento que no implique el dominio de su anatomía. Y creo que, como Soy Leyenda, invita a pensar en qué significa ser humano, qué es lo que nos pertenece por naturaleza, por Gracia Divina. Y, por tanto, a cuánto renuncian aquellos que, desde finales del año 2019, han decidido soltar el timón. Y cuáles son las consecuencias…