21 noviembre, 2024

TRANSCENDENTAL – Elmer Ruddenskjrik

morgue

—¡Vamos, hombre, no me jodas!

Aquello había sido lo único que había dicho el médico forense, al descubrir el cadáver que le habían llevado aquella madrugada. Horas después, el detective de homicidios, que no lo tenía nada claro, se pasó por allí.

—Bueno, ¿qué hay con este? —entró diciendo—. ¿Le han asesinado o qué mierda le ha pasado?

—Hablando de mierda, precisamente —le contestó enseguida el forense—. Verá, detective, yo conocía a este hombre. ¿Qué casualidad, no?

—Sí, mucha, ¿y eso qué?

—Hace unas semanas, este hombre, yo mismo y unos colegas en común, divagábamos acerca de toda clase de cosas, tomando algo, en mi misma casa.

—Bueno, ¿y qué? —insistía el detective.

—La conversación derivó en una acalorada discusión entre él y yo. Al final acabé insistiéndole en que el mero acto de tener que cagar era más transcendental que cualquier cuestión que su especialidad, la filosofía, pudiera plantearse y fingir en resolver.

—¿Y?

—Aquí le tenemos, con el esfínter sellado con súper pegamento y todas sus heces esparcidas por su interior, envolviendo todos los órganos tras rezumar del intestino reventado. Por eso el torso hinchado y el extraño color de su piel: una sepsis general. Supongo que intentaba demostrarse a sí mismo lo equivocado que estaba yo.

—Joder, menudo loco —negó el detective con la cabeza.

—Era un filósofo —repuso el doctor, con una media sonrisa—: ¿sabe de alguno que no esté lleno de mierda?

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