Paul Verhoeven estableció con Robocop una forma única de poner de relieve toda una serie de dilemas en una sola obra de ficción que, como muy pocas veces, se había visto hasta entonces. Y no solo lo hizo añadiendo un tono agresivo y firme en la descarnada acción y una total falta de remilgos en el retrato de los personajes y sus diálogos, sino poniendo al servicio de todo ello el talento y la tecnología en efectos especiales más eficientes de su momento. Tampoco hay que olvidar a un plantel de actores que, al completo, y quizá sabiendo transmitir a la perfección su visión de la historia a través de ellos, hacen veraz cada ficticio personaje, por diminuta que sea su intervención en la película.
Robocop sería probablemente la mejor película en su género, si no fuera porque no se la puede definir con la simpleza de uno o dos de ellos. Eso la hace aún más relevante, siendo realmente única por temática, estilo y virtuosismo en todos sus aspectos. Un producto del cine de cuya sola banda sonora es fácil recrear la magnificencia y honestidad de lo que en él se cuenta: una historia épica sobre el heroísmo y la justicia que traspasa los límites de la muerte, y donde toda manipulación y mentira quedan arrojados a la cuneta del camino como meros desperdicios.
Acompañando nuestro particular análisis de la película y sus irregulares secuelas y nuevas adaptaciones, se encuentran los relatos seleccionados en esta ocasión, cuyos autores han desarrollado vertiendo en ellos su particular visión de cómo se vería influenciado el mundo con la inclusión de robots o ciborgs diseñados para mantener el orden o la ley. Todo lo cual sirve para hacer más grande nuestro homenaje a Robocop, porque, como ya sabemos…. ¡MÁS GRANDE ES MEJOR!
Ganador del Octavo Concurso Historias Pulp: Robocop
Juan Pablo Goñi Capurro, con su relato
Un auténtico norteamericano
-Este relato se hace ganador no solo por su particular sentido del humor, lleno de una ironía tan parecida a los anuncios y los noticiarios que adornan de cuando en cuando la película, sino por tener la valentía de reflejar, prácticamente tal cual es, la idiosincrasia de la corrupción, tanto en sus maneras de operar como en la escala en que lo hace. Los diálogos dejan entrever la distancia universal que existe entre el protagonista del relato y el mundo en el que se mueve, con claras capas de comprensión irreconciliables por los muy distintos niveles de moral (o por la ausencia total de ella). Ojalá fuera este uno de esos casos en que no pudiéramos decir que “la realidad supera a la ficción”…-
Mención especial
Daniel Canals, con su relato
Medialord
-Este relato traslada los elementos de la película Robocop a otro lugar y otro tiempo, introduciendo una serie de variables que hacen a la ecuación tan estimulante de seguir como la obra original. Un plantel de cautivadores personajes se baten el cobre en torno a las evoluciones del personaje que da nombre al título, con lo que el autor desarrolla una obra de enredos que sorprende y entretiene, mezclando un ácido sentido del humor con violencia desenfrenada.-