TRANSCENDENTAL – Elmer Ruddenskjrik

—¡Vamos, hombre, no me jodas! Aquello había sido lo único que había dicho el médico forense, al descubrir el cadáver que le habían llevado aquella madrugada. Horas después, el detective de homicidios, que no lo tenía nada claro, se pasó por allí. —Bueno, ¿qué hay con este? —entró diciendo—. ¿Le han asesinado o qué mierda…